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domingo, 30 de diciembre de 2012

Carlos Mesa pone de relieve su discrepacancia con García Linera a tiempo que desecha el lenguaje agresivo sin dejar de reconocer la acción negativa de Chile que no entra en materia. sigue negando nuestro derecho al MAR.


Tenemos diferencias muy profundas con un gobierno cuyo autoritarismo y lógica de hegemonía política y concentración inaceptable del poder, no es saludable para nuestra democracia, pero esto no nos impide respaldar con claridad las palabras, quizás innecesariamente adjetivadas, pero inequívocamente veraces del Vicepresidente en la cuestión marítima
Es verdad que tanto el Presidente como el Vicepresidente se expresan frecuentemente con agresividad innecesaria y utilizan adjetivos que las más de las veces buscan la descalificación de sus adversarios.
Siempre he pensado que en la vida pública el uso de un lenguaje dominado por ese tono es innecesario y, sobre todo, contribuye poco a la reflexión y a la persuasión, pero en el caso que analizaremos la forma no desdibuja el fondo.
Álvaro García Linera ha dicho que “Chile es un mal vecino, es un gobierno agresor, es un gobierno que no busca el diálogo sincero, es un gobierno que no da una salida al mar a un país que nació con mar”.
Los internacionalistas, exministros y analistas especializados, podrán criticar la dureza de los términos del Vicepresidente, pero lo que no podrán es objetar la verdad incuestionable de lo que ha dicho.
Chile fue el país agresor en la Guerra del Pacífico y no está demás que se recuerde y se subraye. La acción que inició la conflagración bélica de 1879 fue la invasión a Antofagasta llevada a cabo por barcos y tropas chilenos. Chile no busca un diálogo sincero. Lo hemos vivido muchos gobiernos. Mencionaré simplemente la destemplada respuesta de Santiago tras las negociaciones y el diálogo promisor de 1987, la propia experiencia que viví en mi gobierno y, desde luego, los cuatro años de promesas e interminables cuanto estériles reuniones que sostuvieron los gobiernos de Bachelet y Morales. Cuando el Gobierno boliviano planteó que ya se había avanzado lo suficiente para comenzar a discutir específicamente el tema del mar, tanto la administración de Bachelet como la de Piñera comenzaron las dilaciones, que terminaron por exasperar a Morales que había pensado con gran dosis de ingenuidad y buena fe que la lógica de la “diplomacia de los pueblos” y la aparente voluntad positiva de la presidenta chilena, auguraban una solución a nuestra mediterraneidad.
Finalmente, García Linera dijo lo evidente, el (los) gobierno(s) de Chile no le da a Bolivia una salida al mar, país que nació con mar. Decirlo no es una perogrullada porque es parte de una campaña en todos los escenarios internacionales que nunca debió dejarse de lado. ¿Es descabellado decir, en consecuencia, que Chile es un mal vecino?
El discurso del presidente Morales el 23 de marzo de 2011 respondió a esa actitud inaceptable por parte del Gobierno chileno. Se podrán hacer diversas valoraciones en torno a los caminos que Bolivia debe seguir sobre el particular, opinar de diferente manera sobre la conveniencia o inconveniencia de un juicio contra el vecino país en estrados internacionales, pero lo que debe respaldarse sin dudarlo es el giro del Gobierno, que no fue producto de un capricho, sino el resultado de una constatación empírica que le costó algo más de cuatro años comprender, pero que evidencia lo que en un largo pasado comprobamos tantos gobiernos de Bolivia. Que Chile no tiene una real voluntad de resolver la cuestión en términos posibles, racionales y justos. Pocos de quienes no se cansan de criticar la demanda boliviana (incluidos muchos compatriotas) reparan en que la propuesta del país se ha hecho y se sostiene en unos términos de sensatez más que destacable. Un pequeño corredor con continuidad territorial que una nuestro territorio con el mar. Una franja que permita la construcción de un puerto o la conexión con el puerto de Arica. Una extensión de costa que probablemente esté en el rango de 10 kilómetros lineales y que además no fragmenta el territorio chileno. Todo esto sobre la base de una palabra: soberanía.
Pues bien, esa propuesta harto modesta, considerando los 120.000 kilómetros cuadrados arrebatados y los más de 400 kilómetros de costa usurpados, no es aceptada por un país que tiene, sin contar su territorio antártico, más de 4.300 kilómetros de costa marítima.
El Vicepresidente, más allá del tono, no hace otra cosa que poner sobre la mesa una verdad incontrastable y plantea algo que ya hicimos varios gobiernos y que debe ser indeclinable política exterior del país. Decirle a la comunidad internacional que sí hay un problema pendiente con Chile. Un problema grande que afecta a las relaciones bilaterales, a las trilaterales —incluyendo al Perú— y a un genuino proceso de integración sudamericano y latinoamericano. Decirles a los países del mundo que en el camino de fortalecimiento de un bloque sudamericano de naciones basado en el intercambio y la complementariedad económica, la demanda marítima boliviana es una prioridad y su solución un imperativo.
Tenemos diferencias muy profundas con un gobierno cuyo autoritarismo y lógica de hegemonía política y concentración inaceptable del poder, no es saludable para nuestra democracia, pero esto no nos impide respaldar con claridad las palabras, quizás innecesariamente adjetivadas, pero inequívocamente veraces del Vicepresidente en la cuestión marítima.

El autor fue Presidente de la República
http://carlosdmesa.com/ 
Twitter: @carlosdmesag

jueves, 27 de diciembre de 2012

todo estaría muy bien. si acaso el Gobierno Morales García no estuviese recurriendo al tema del mar para ganar popularidad. para hacer olvidar otras penurias del pueblo boliviano. haciendo otra vez, demagogia con el tema Chile y el Mar.


"En tiempos de integración, Chile se presenta como el chico malo del barrio, como el mal vecino, como el vecino inamistoso, provocador, agresivo, que genera conflicto y que pone obstáculos a este proceso de integración continental", dijo el vicepresidente Álvaro García en conferencia de prensa.
 La declaración de la segunda autoridad del país ratifica la expresada en octubre pasado por el propio presidente Evo Morales, durante la Cumbre América del Sur y Países Árabes, en Perú, donde tildó a Chile como "un peligro para la región", por tener -según él- mentalidad invasora.

 El vicepresidente aseveró ahora que Chile "está desfasado de la historia", pues mientras "el mundo está avanzando en procesos de integración continental, el gobierno de Chile está preso de su mirada decimonónica, una mirada de la conflictividad, la guerra, el chantaje, la amenaza y el abuso".
 La autoridad indicó que a Bolivia se le acabó la paciencia por la permanente dilación chilena a la centenaria demanda marítima boliviana, por lo que acudirá a una corte internacional, probablemente al de La Haya, donde Santiago y Lima litigan por otro asunto de soberanía marítima.
 Morales dijo en 2011 que llevará a Chile a un tribunal, aunque no precisó cuál ni cuándo.
 El vicepresidente boliviano insistió: "vamos a ir país por país para mostrar que Chile es un mal vecino. Es un gobierno agresor, es un gobierno que no busca el diálogo sincero, es un gobierno que no da salida al mar a un país que nació con mar y que le arrebataron en una guerra injusta".
 Bolivia perdió su única salida al Pacífico en una guerra contra Chile en 1879, cuando cedió 400 km de costa. Desde entonces ha gestionado infructuosamente que el vecino le otorgue un acceso marítimo soberano.
 El gobierno de Sebastián Piñera ha dicho en varios tonos que no cederá territorio con soberanía a Bolivia.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Gastón Cornejo le dedica todo un artículo al historiador chileno don Cástulo Martínez tan preocupado por el tema del Mar para Bolivia de cuya autoría acabamos de publicar un trabajo suyo consistente en tres artículos periodísticos. merecido texto del autor al gran amigo de Bolivia y de nuestro mar.

Importante historiador chileno, residente en Arica, conocido sobre todo en La Paz por los académicos de la UMSA quienes reconociendo sus méritos de investigador, lograron para él, el título de Doctor Honoris Causa. Luego le escuché en Cochabamba invitado por la Universidad Simón I Patiño donde expuso una importante conferencia de fondo académico y originalidad enormemente beneficiosa para Bolivia en su reclamo secular sobre nuestra reivindicación marítima con soberanía. Publicó un libro titulado “El Silala” donde el resultado de su investigación es proclive a nuestro derecho.

Transcribo algunos párrafos de su correspondencia sin omitir el debido juicio de valor y crítica al silencio de las autoridades irresponsables en el cumplimiento de la palabra empeñada en un trámite solicitado al historiador que expone, desde Chile, conclusiones favorables para Bolivia, con enorme perjuicio personal en su Patria dados los resultados de su enjundioso estudio. Este es el tenor de su escrito contestando al pedido del ministro de Diremar: “Distinguidos señores: Me llamo Cástulo Martínez, y soy autor del libro "El Mar de Bolivia", entre otros. El 6 de julio del 2011, mientras me hallaba en la UMSA recibiendo el título "Doctor Honoris Causa", el Sr. Rubén Saavedra, que participó en ese acto, manifestó interés en que Diremar publicara ese libro. Posteriormente, siendo el Sr. Saavedra Soto Ministro de Defensa, mi interlocutora era la Lic. Evelin López. También la Lic. Sandra Elías del Ministerio de Cultura quien me comunicó que el proyecto está detenido a la espera del visto bueno de Cancillería. Desde el primer contacto hasta la fecha han transcurrido más de 10 meses. Saludo atentamente. Cástulo Martínez. Arica, Chile”.

Es decir, la máxima autoridad ejecutiva de Diremar dependiente de la Cancillería le pide publicar en Bolivia el importante libro de investigación (en enroque político fue trasferido al Ministerio de Defensa). Brindando cortesía y responsabilidad el autor acepta y desde Chile escribe a Diremar, y a los ministros de Defensa, de Cultura, y a la propia Cancillería. Ninguno responde y a su turno quedan en silencio irresponsable con la Patria y su dolor histórico.

Temo que esta situación se repita en el trámite ante La Haya, ineficiencia, falta de educación, abulia administrativa, total descortesía tal cual sucedió con los jefes políticos de la izquierda chilena que pidieron saludar al Presidente boliviano en el tiempo electoral. La Sociedad de Geografía e Historia y el Comité Pro Mar de Cochabamba dirigirán sendos reclamos y de otra parte solicitaremos a las instituciones patrióticas cumplan con honor la solicitud que hiciera Saavedra. Vaya un párrafo del libro: El Mar de Bolivia: “Para mi sorpresa, lo que descubrí era totalmente opuesto a lo que se enseña en las escuelas. La información encontrada en libros coloniales y en datos oficiales del Archivo de Indias, me indicó que Chile nunca tuvo derecho legítimo a los territorios disputados que fueron motivo de tres Tratados de Límites con Bolivia”. Así concluye hermosamente el historiador chileno: “El propósito de este libro no es abrir más las heridas dejadas por la Guerra del Pacífico, una guerra terrible, tal como son las guerras entre hermanos, sino ayudar a cicatrizarlas. Y sólo cicatrizarán cuando Bolivia tenga una salida soberana al Océano Pacífico. En vano nos adormecemos con la errónea idea de que a Bolivia nada le debemos. Le debemos un puerto. Cástulo Martínez”. 

Esa es la verdad de un gran hermano chileno. Honor a su intelecto y valentía.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

en la parte Tercera de su artículo reclamando por una salida soberana al mar para Bolivia don Cástulo Martínez apela a la conciencia de Chile y de su Gobierno para que Bolivia tenga al menos una porción de su Litoral


Por un cargo de conciencia. Aunque los países no tienen cargo de conciencia, siempre existe la posibilidad que algunas autoridades gubernamentales o líderes sociales reflexionen sobre la situación en que ha quedado Bolivia como resultado de la Guerra del Pacífico. Que estas autoridades y líderes procuren visualizar la escena. Bolivia nació con litoral propio, como ya se ha demostrado hasta la saciedad, y de pronto entra en litigio con un grupo de inversionistas ingleses y norteamericanos, y algunos chilenos, porque la empresa comercial a la que estos inversionistas pertenecían se negó a pagar un impuesto insignificante de 10 centavos por cada quintal de salitre exportado. Lo de los 10 centavos sólo fue un pretexto, lo cual quedó al descubierto cuando las autoridades chilenas, dueñas ya del litoral, le subieron ese impuesto a la compañía anglo-chilena:

"El 12.09.1879 fue publicada la ley gravando con 40 cts. El quintal métrico de salitre exportado, exceptuando el elaborado0 al sur del paralelo 24, vale decir, a las nacientes salitreras de Taltal, Cachinal de la Sierra y Aguas Blancas. Sólo afectó a la Compañía. Trece meses después era sustituido por otro impuesto ascendente a $ 1.60 por cada cien kilos exportados. También se gravó la exportación de yodo, subproducto que la Compañía elaboraba, con éxito, desde 1879. De nuevo quedaron exceptuadas las salitreras del Sur. La tributación era agobiadora" (Manuel Ravest Mora, La Compañía Salitrera y la Ocupación de Antofagasta 1878-1879, Editorial Andrés Bello: Santiago de Chile, 1983), p. 201.

A pesar del fuerte aumento del impuesto, de $0.10 a $1.60 por quintal de salitre exportado, que aplicó el Gobierno de Chile a la compañía salitrera, ésta ni chistó. No hubo escándalo ni protesta notarial, etc. Chile no fue a la guerra por defender a una empresa comercial a la que el gobierno boliviano le estaba cobrando ese pequeño impuesto; el motivo para ir a la guerra era apoderarse del litoral peruano y del litoral boliviano, tal como el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile lo expresó claramente, cuando dijo que "el territorio salitrero de Antofagasta y el territorio salitrero de Tarapacá, fueron la causa real y directa de la guerra" (José Manuel Balmaceda, Ministro de Relaciones Exteriores, Memoria de Relaciones Exteriores de Chile, 1882), p. 53.

El enriquecimiento en Chile, debido al salitre del suelo boliviano, hacía que los beneficiados cayeran en extravagancias que sólo el dinero en abundancia puede dar:

"El chorro de oro, abundante y aparentemente interminable, que el salitre dio a Chile, debe dividirse en dos: el recaudo por la vía del tributo fue a las arcas fiscales, y que hombres como don Enrique Salvador Sanfuentes y don Pedro Montt cautelaron con la austeridad de los bellos días de Chile; y el que se volcó sobre la actividad y la riqueza privada. El primero sirvió para montar en Chile uno de los más fabulosos programas de obras públicas de que tiene recuerdos el continente hispano-americano. Y el segundo, para corromper sistemáticamente la generación chilena que vivió y se educó a la sombra del salitre. Las casas de Santiago y Valparaíso compitieron en lujo con las de París. Los viajes espectaculares, los palacios en Francia y España, las joyas y los coches, los grandes espectáculos de ópera y teatro, todo revistió un esplendor que no es fácil describir en dos palabras. Un ansia de bienestar y de lujo ganó a la sociedad. Sólo contadas personas permanecieron al margen de esta orgía económica" (Mario Barros, Historia Diplomática de Chile).

En la actualidad, una de esas riquezas es el cobre, principalmente el que se halla en la mina de Chuquicamata. El malogrado Presidente de Chile, don Salvador Allende Gossens, denominó a la riqueza del cobre como "el sueldo de Chile", ¡y con razón!

De este modo, el cobre que se halla en Chuquicamata (y en otros sitios recientemente descubiertos), dentro del litoral que Bolivia poseía soberanamente, y que tuvo que traspasar a Chile, vencedor de la Guerra del Pacífico Sur, hace un considerable aporte al Estado chileno. Por encima del Tratado de 1904, y de gabelas burocráticas, por encima de sentimientos patrioteros, tomando en cuenta los inmensos beneficios que ha obtenido el Estado chileno por más de 100 años, ¿no podrían nuestras autoridades trabajar en una agenda de negociaciones con representantes bolivianos para que ese país pueda tener al menos una porción del litoral que poseyó alguna vez? Ese sería un gesto noble que pondría fin a una más que centenaria injusticia que nuestro país cometió en contra de Bolivia hace más de 100 años. Una solución así sería también beneficiosa para el pueblo chileno, sobre todo en la zona norte del país.

Don Cástulo Martínez un chileno que simpatiza con la justa causa de los bolivianos nos ofrece la Parte II de su interesante artículo "Una Razón..."


UNA RAZÓN POR LA CUAL CHILE DEBERÍA
CEDER UN PUERTO SOBERANO A BOLIVIA

Bolivia nació con un litoral soberano, y aunque Chile le reconoció oficialmente sólo una franja de dicho litoral, que, en mi opinión, es la porción más valiosa por las riquezas que ha entregado y sigue entregando a Chile, tales como: guano, salitre, plata, cobre y otras sustancias del suelo.

Es cierto que el gobierno de Bolivia cedió a Chile su litoral al firmar el Tratado de 1904, pero lo firmó resignado, pues no tenía otro camino ni alternativa. O entregaba al vencedor su litoral cuajado de riquezas naturales, o seguía oprimido bajo el ya insoportable peso del "Pacto de Tregua de 1884" que tenía al país anémico y exangüe. Así que las autoridades bolivianas firmaron, entregando su valioso litoral, y recuperaron el control de sus aduanas fronterizas y, de pasada, recuperaron su dignidad.

El Tratado de 1904, tanto por su contenido como por la forma en que se consiguió la renuente firma del gobierno boliviano, es una ignominia. Pero la cancillería chilena hizo esta increíble declaración el 28 de marzo de 1963:

"Yo debo declarar enfáticamente que el Tratado de Paz de 1904, libremente negociado por las Partes, firmado 24 años después de concluidas las hostilidades con Bolivia, libremente ratificado por ese país, y que tiene ya casi 60 años de vigencia [en 1963], es intangible".

En la actualidad, a comienzos del siglo XXI, aún persiste esta situación anómala de que un país debe resignarse a que un país vecino lo haya dejado condenado a una eterna mediterraneidad. Por consiguiente, yo sostengo que es de toda justicia y altruismo que Chile entre en negociaciones serias con Bolivia para encontrar una solución que permita a Bolivia regresar soberanamente a una pequeña porción del valiosísimo litoral propio que tuvo en el pasado; lo que finalmente redundaría en beneficio para el pueblo chileno también.


Por un tratado no cumplido. Efectivamente, el 18 de mayo de 1895 Chile y Bolivia firmaron el Tratado de Transferencia de Territorios, en virtud del cual Chile se comprometía a ceder a Bolivia cualquier territorio que recibiera como resultado de un plebiscito que nuestro país tenía pendiente con el Perú, o si los obtuviera por otros medios. El plebiscito nunca se realizó; pero, en cambio, el asunto se dirimió por medio del Tratado del 3 de junio de 1929, cuyo artículo 2º estipulaba: "El territorio de Tacna y Arica será dividido en dos partes, Tacna para el Perú y Arica para Chile". De los 24.000 km2 en disputa, Perú recuperó 8.600, más la zona de Tarata; Chile retenía el sector restante, equivalente a 15.300 km2. Una vez que Chile tomó posesión de la provincia de Arica, debería haber cedido Arica a Bolivia, en cumplimiento de este tratado de 1895; pero nunca lo hizo. Por el contrario, las autoridades chilenas pertinentes idearon un plan para no cumplir su compromiso de transferir a Bolivia la provincia peruana adquirida, en este caso, Arica, y, al mismo tiempo, quedarse con el litoral boliviano que hasta ese momento mantenía cautivo en virtud del Pacto de Tregua de 1884. En primer lugar, se escogió el hombre más apto e idóneo para llevar a cabo este plan: don Abraham König Velásquez. Él era un hombre inteligente y culto; abogado, periodista, autor de varios estudios literarios, y fue cuatro veces diputado; también fue Ministro de Guerra y Marina, y auditor de guerra en 1887. Era, en fin, el hombre preciso para la difícil misión que le encargó el gobierno. ¿Cuál misión? Pues, ir a Bolivia a comunicar al gobierno boliviano que Chile ha decidido no cumplir con el tratado de transferencia de territorios, pero que, de todas maneras, ellos deberían ceder su litoral a Chile. Esta entrega de su litoral debería quedar protocolizada en un tratado de paz y amistad, cuyo borrador llevaba el Ministro König en su maletín junto con las breves, pero precisas instrucciones que le dio su jefe, el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Rafael Errázuriz Urmeneta. Estas instrucciones se encuentran al final del capítulo 7 de este libro.

Así que el incumplimiento de este tratado y los medios coactivos con que se obtuvo la firma boliviana para el tratado de 1904, es de por sí una muy buena razón para que mi país remedie al menos en parte la injusticia de haber privado al pueblo boliviano de su litoral.

el autor don Cástulo Martínez ha dividido su muy interesante artículo en tres partes. Aquí la Número Uno.


UNA RAZÓN POR LA CUAL CHILE DEBERÍA CEDER
UN PUERTO SOBERANO A BOLIVIA

Bolivia nació con un litoral soberano, y aunque Chile le reconoció oficialmente sólo una franja de dicho litoral, que, en mi opinión, es la porción más valiosa por las riquezas que ha entregado y sigue entregando a Chile, tales como: guano, salitre, plata, cobre y otras sustancias del suelo.

Es cierto que el gobierno de Bolivia cedió a Chile su litoral al firmar el Tratado de 1904, pero lo firmó resignado, pues no tenía otro camino ni alternativa. O entregaba al vencedor su litoral cuajado de riquezas naturales, o seguía oprimido bajo el ya insoportable peso del "Pacto de Tregua de 1884" que tenía al país anémico y exangüe. Así que las autoridades bolivianas firmaron, entregando su valioso litoral, y recuperaron el control de sus aduanas fronterizas y, de pasada, recuperaron su dignidad.

El Tratado de 1904, tanto por su contenido como por la forma en que se consiguió la renuente firma del gobierno boliviano, es una ignominia. Pero la cancillería chilena hizo esta increíble declaración el 28 de marzo de 1963:

"Yo debo declarar enfáticamente que el Tratado de Paz de 1904, libremente negociado por las Partes, firmado 24 años después de concluidas las hostilidades con Bolivia, libremente ratificado por ese país, y que tiene ya casi 60 años de vigencia [en 1963], es intangible".

En la actualidad, a comienzos del siglo XXI, aún persiste esta situación anómala de que un país debe resignarse a que un país vecino lo haya dejado condenado a una eterna mediterraneidad. Por consiguiente, yo sostengo que es de toda justicia y altruismo que Chile entre en negociaciones serias con Bolivia para encontrar una solución que permita a Bolivia regresar soberanamente a una pequeña porción del valiosísimo litoral propio que tuvo en el pasado; lo que finalmente redundaría en beneficio para el pueblo chileno también.


Por un tratado no cumplido. Efectivamente, el 18 de mayo de 1895 Chile y Bolivia firmaron el Tratado de Transferencia de Territorios, en virtud del cual Chile se comprometía a ceder a Bolivia cualquier territorio que recibiera como resultado de un plebiscito que nuestro país tenía pendiente con el Perú, o si los obtuviera por otros medios. El plebiscito nunca se realizó; pero, en cambio, el asunto se dirimió por medio del Tratado del 3 de junio de 1929, cuyo artículo 2º estipulaba: "El territorio de Tacna y Arica será dividido en dos partes, Tacna para el Perú y Arica para Chile". De los 24.000 km2 en disputa, Perú recuperó 8.600, más la zona de Tarata; Chile retenía el sector restante, equivalente a 15.300 km2. Una vez que Chile tomó posesión de la provincia de Arica, debería haber cedido Arica a Bolivia, en cumplimiento de este tratado de 1895; pero nunca lo hizo. Por el contrario, las autoridades chilenas pertinentes idearon un plan para no cumplir su compromiso de transferir a Bolivia la provincia peruana adquirida, en este caso, Arica, y, al mismo tiempo, quedarse con el litoral boliviano que hasta ese momento mantenía cautivo en virtud del Pacto de Tregua de 1884. En primer lugar, se escogió el hombre más apto e idóneo para llevar a cabo este plan: don Abraham König Velásquez. Él era un hombre inteligente y culto; abogado, periodista, autor de varios estudios literarios, y fue cuatro veces diputado; también fue Ministro de Guerra y Marina, y auditor de guerra en 1887. Era, en fin, el hombre preciso para la difícil misión que le encargó el gobierno. ¿Cuál misión? Pues, ir a Bolivia a comunicar al gobierno boliviano que Chile ha decidido no cumplir con el tratado de transferencia de territorios, pero que, de todas maneras, ellos deberían ceder su litoral a Chile. Esta entrega de su litoral debería quedar protocolizada en un tratado de paz y amistad, cuyo borrador llevaba el Ministro König en su maletín junto con las breves, pero precisas instrucciones que le dio su jefe, el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Rafael Errázuriz Urmeneta. Estas instrucciones se encuentran al final del capítulo 7 de este libro.

Así que el incumplimiento de este tratado y los medios coactivos con que se obtuvo la firma boliviana para el tratado de 1904, es de por sí una muy buena razón para que mi país remedie al menos en parte la injusticia de haber privado al pueblo boliviano de su litoral.

lunes, 19 de noviembre de 2012

tres condiciones básicas. libre, soberana y útil" debe reunir el planteamiento boliviano cuando se habla de salida al MAR, puntualiza Fernando Salazar


Rara vez surgen visiones imaginativas que propongan una solución verazmente realizable para que el país obtenga una salida al mar. Tradicionalmente las soluciones se enmarcan en ese revestimiento (suma cero) que imperativamente y a priori exige una “salida libre, soberana y útil” al Pacífico. Cualquier solución que no conlleve estas características, especialmente la de soberanía, simplemente no es considerada aceptable.
Estos tres componentes juntos han conspirado contra una solución, pues quienes tienen el candado y la llave siempre han impugnado, con una u otra objeción, la invariable posición boliviana. Nuestra ausencia de flexibilidad o una solución subóptima han contribuido a este estado de cosas.
He leído un interesante trabajo del académico Fernando García Argañarás titulado Memoria, historia e identidad en la política exterior boliviana hacia Chile bajo Morales. Sostiene que la principal fuente de inestabilidad bilateral y potencial conflicto en Sudamérica consiste en temas de memoria, identidad y nacionalismo y que el potencial para conflictos interestatales (no necesariamente violentos) entre ambos países, en gran medida, involucra disputas sobre historia y territorio, vinculados al legado no resuelto de la Guerra del Pacífico.
García Argañarás aboga por un curso de acción factible. Cualquier solución a largo plazo debe contar con el acuerdo chileno más. Ello no da lugar a cualquier curso de acción que busque un juego de suma cero en el que Bolivia recupere soberanía a expensas de Chile. Tal vez, sostiene, esta opción podría hipotéticamente existir, si Bolivia tuviera el poderío militar para imponerla. La idea que la presión multilateral lleve a Chile a conceder soberanía a Bolivia es también tan solo una expresión de deseo.
Lo que queda a Bolivia es una política exterior de doble vía que entreteja esfuerzos multilaterales con los intereses de ambos países. Es decir, una política que adelante, muy aceleradamente, la agenda multilateral de integración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), simultánea a negociaciones bilaterales amplias.
Una política de doble vía calzaría tanto en el contexto de un proceso de globalización como en el de un emergente proceso de formación de bloques geopolíticos. Podría poner en la mesa de discusión todos los temas e intereses bilaterales clave y esforzarse en obtener un resultado doblemente ganancioso en el marco de una acelerada integración. La construcción de un nuevo nivel (regional) de soberanía es la única manera de superar el juego de suma cero de la soberanía nacional. No se trata de que los límites nacionales se borren, pero perderían su significancia actual, ya que la soberanía nacional disminuiría en importancia. La integración, por tanto, facilitaría la otorgación de un corredor al mar a Bolivia en la medida en que ambos Estado-naciones acepten límites a sus soberanías individuales bajo el paraguas de la Celac.

Independientemente de poder estar de acuerdo o no con el contenido total o parcial de este bien argumentado punto de vista, se trata de un esfuerzo imaginativo desde la perspectiva académica que contiene elementos ciertamente valiosos.

Es preciso trascender la visión aldeana de nuestra política exterior y ubicarse en un mundo globalizado con posibilidades ilimitadas en cuanto a soluciones a problemas que afectan la paz regional. Las soluciones subóptimas, que son factibles en el presente, con el tiempo y buena voluntad, podrán llevarnos a la solución óptima que buscamos por más de 100 años.

* Abogado e internacionalista

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La Haya es el tribunal que tendrá que dirimir el entuerto entre Chile y Perú por las aguas territoriales. El Deber nos ofrece la crónica. es posible que Chile pierda frente a su pretensión inconmensurada


El Tribunal Internacional de La Haya se apresta a conocer los alegatos sobre el conflicto de límites marítimos desatado entre Chile y Perú. Resolución que, además, tendrá directas implicancias en la demanda marítima boliviana. 
En ese contexto, el presidente chileno Sebastián Piñera no descartó un pronunciamiento a favor de Lima, frente a lo cual aseguró que la zona en disputa no forma parte del territorio chileno sino de aguas internacionales. 


Piñera aseguró, sin embargo, que la posición de su país en el litigio marítimo con Perú es "sólida" y "ha sido bien defendida", por lo que espera un "resultado favorable" para Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. 
Piñera consideró que uno de los peores escenarios para Chile puede darse si el tribunal estima que la frontera marítima con Perú no es el paralelo, como argumenta Chile, sino una línea equidistante que permitirá a Perú ganar unos 35.000 kilómetros cuadrados de mar sobre los que actualmente su vecino ejerce soberanía.
Este "sería un resultado muy preocupante", admitió el gobernante en una entrevista con Radio ADN.
En la demanda que presentó en 2008, Perú sostiene que los límites no están fijados y busca que la corte los establezca en una línea equidistante a las costas de ambos países.
En cambio, Chile defiende que los límites quedaron fijados en el paralelo 18º 21' 03'' Sur, según los dos acuerdos suscritos en la década de los cincuenta, que Lima, en su demanda, considera solo convenios pesqueros.
Piñera señaló que también existe la posibilidad de que su país no pierda soberanía marítima en el litigio y Perú obtenga una porción de mar que en la actualidad son aguas internacionales.
Esto puede pasar si la corte de La Haya decide entregar a Perú la soberanía de un triángulo de mar de unos 27.000 kilómetros cuadrados situado a continuación de la zona económica exclusiva económica chilena.
"En ese componente podría haber algo que se le entrega a Perú sin que Chile pierda nada", apuntó Piñera, quien destacó que los fallos de tribunales internacionales "en general no son blanco y negro".
Claves del conflicto

- Disputa. Ambos países disputan la soberanía de una zona marítima de aproximadamente 37.900 km² en el océano Pacífico.
- Demanda. El 16 de enero de 2008 el Gobierno del Perú presentó en la Corte Internacional de Justicia el ‘Caso concerniente a la delimitación marítima entre Perú y Chile’. 
- Plazos. Los alegatos orales del juicio se expondrán entre el 3 y el 14 de diciembre, mientras que el fallo del tribunal se espera para junio o julio de 2013. 
- Efectos. El caso tendrá consecuencias en el reclamo marítimo boliviano.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Fernando Salazar con experiencia diplomática y de hombre de Estado escudriña la postura del régimen en tema marítimo y se pronuncia


Inicio esta nota confesando mi impotencia de comprender cuál es la política del Estado plurinacional con respecto a la demanda marítima. He tratado, con patriótico interés, de escudriñar el sendero por el cual se quiere encaminar este delicado asunto.


No se puede desarrollar una política exterior con eslóganes o utilizar reactivamente los medios para competir con el rival; se debe ejecutar una estrategia previamente formulada que incluya metas, evaluaciones periódicas y todas las variables tácticas que se puedan prever.
Para el Gobierno hay dos caminos: negociación bilateral, o sea, el retorno a la agenda de los 13 puntos y demanda ante tribunales internacionales, para lo cual se ha creado un ente autónomo, denominado Diremar (Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima).
Se ha explicado que las dos vías no son incompatibles. Es cierto que son dos caminos diferentes que p
ueden ser paralelos pero, para ello, tiene que haber un mínimo de aceptación de ambas partes para poder ir, simultáneamente, por la vía negociadora y por la judicial.

Chile considera que no existe materia para la vía judicial. Es una media verdad. Sí existe materia, pero ella no nos conducirá al propósito fundamental de tener una salida al Pacífico. Podrá conseguirse que se cumplan las partes del tratado que no se cumplen o, en el mejor de los casos, ordenarse una compensación por ese incumplimiento.
La Cancillería, con toda razón, parece inclinarse a la negociación; seguramente ha sopesado la situación y ha llegado a la conclusión de que una escalada de tensión favorece más a Chile que a Bolivia. Paralelamente, Diremar insiste en la demanda. Si no lo hiciera no tendría razón de existir.

El canciller Choquehuanca, al ser consultado sobre una posible solución que satisfaga a ambos países, dijo: “Considero que es mediante el diálogo. Pero hemos esperado más de 100 años y el presidente Morales ha conformado una dirección estratégica de reivindicación marítima sin descartar el diálogo”.

He aquí un punto neurálgico: ante el convencimiento que parece surgir de que una demanda ante un tribunal podría ser viable para ciertas cosas, pero no para conseguir una salida al mar, ¿qué hacer con Diremar? Una vez creada una burocracia es muy difícil erradicarla del mapa administrativo del Estado. Pegas significan lealtades compradas…
Somos, además, testigos de una política dual: una que encamina la Cancillería y otra que es ejecutada por Diremar. Esta dualidad refleja un otro punto crítico mucho más sustantivo: ausencia de una política exterior concertada sobre el tema, incluyendo la relación bilateral con Chile y Perú.

El tercer punto inquietante es Chile. Con los sectores más reaccionarios en función de poder, era predecible una posición casi belicista del vecino frente a Bolivia. Independientemente de ello, Chile siempre ha estado claro con relación al concepto de soberanía territorial. La lectura del Gobierno en los tiempos de la ‘confianza mutua’ fue equivocada. Se dejaron impresionar por la lisonja chilena que aprovechó la falta de oficio de los diplomáticos bolivianos. Ahora, con Piñera, Chile es más directo e intransigente.

Ante este panorama, es preciso y oportuno que se reflexione sobre dónde estamos y hacia dónde vamos. Es tiempo de que se haga una evaluación del camino adoptado. Los resultados nos indicarán qué se ha obtenido -si es que en algo hemos avanzado- y, solo así, podremos rencaminar el rumbo de un tema que es de vital importancia para los intereses del país.
* Abogado e internacionalista

sábado, 3 de noviembre de 2012

Roberto Prudencio afirma "Chile cada vez ofrece menos y exige más" cuando refiere las innúmeras veces que quizo solucionar el tema de nuestro enclaustramiento. corredor pegado a Perú fue lo último compensado por tierras altas


Luego de la guerra del Pacífico, que Bolivia perdió todo su Litoral, se han presentaron varias oportunidades,  que el historiador Wálter Montenegro las denominó “perdidas”,  tendentes a  lograr un acceso soberano al mar. El tema que  llama la atención y desconcierta por cierto, es que a medida que han pasado los años, las nuevas propuestas chilenas de solución al problema marítimo boliviano, han ido disminuyendo a igual que  las expectativas bolivianas, y cada vez Chile ofrece menos a Bolivia y exige  mayores condiciones. El tema es claro, hasta antes de  la negociación de Charaña  1975, a ningún gobierno chileno se le ocurría pedir a Bolivia una compensación territorial por la cesión soberana a una salida al mar. Más bien,  luego de la guerra del Pacífico, Chile ofrecía a Bolivia una costa marítima, como compensación  por haber sido privada  de Antofagasta, de  Litoral y de su mar territorial.         
En ese contexto, el canciller chileno Domingo Santa María,  en noviembre de 1879 escribía “No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia. Privada de Antofagasta y de todo el litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, una puerta de calle, que le permita entrar al interior sin zozobra, sin pedir venia. No podemos matar a Bolivia”.
Durante el gobierno chileno  de Jorge Montt, en mayo de 1895, el presidente  Mariano Baptista, negocia y firma un Tratado con Chile de Transferencia de Territorios, que establecía que si Chile obtenía los territorios de Tacna y Arica, como resultado del plebiscito acordado en el Tratado de Ancón de 1883 con Perú, los cedería a Bolivia y en caso de no obtenerlos, entregaría a Bolivia la caleta Vítor hasta la Quebrada de Camarones u otra análoga. El parlamento chileno aprobó con la mayor prontitud este Acuerdo, pero no sucedió lo mismo en Bolivia, los parlamentarios liberales presentaron objeciones y pidieron   un protocolo aclaratorio. Fueron los mismos liberales que firmaron posteriormente el Tratado de 1904
Por otra parte,  como señala Jorge Escobari Cusicanqui, Chile aceptó la propuesta del  Secretario de Estado americano, Frank B. Kellog, quien en noviembre de 1926, a fin de solucionar la controversia peruana- chilena, propuso de que las provincias de Tacna y Arica pasaran a formar parte  a perpetuidad del patrimonio geográfico de Bolivia. Por acuerdo de los tres países, Chile, Perú y  Bolivia, Arica se convertiría en Puerto Libre.    
Como no podía ser de otra manera, la mejor  gestión se logró con el  destacado diplomático Alberto Ostria Gutiérrez, quien intercambió con el Canciller chileno, las célebres Notas de 1 y 20 de junio de 1950, Ostria Gutiérrez- Wálter Larraín. En dichas notas, Chile aceptaba llevar a cabo “una negociación directa destinada a buscar la fórmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al océano Pacífico y a Chile obtener  compensaciones que no tengan carácter territorial y que consulten efectivamente a sus intereses”. La negociación se refería a una salida soberana al mar mediante un corredor al norte de Arica. Esta negociación se truncó debido a que no se llegó a un acuerdo en el tema de compensaciones.
El compromiso chileno asumido por las  notas de 1950, fue ratificado  en julio 1961, por el  Memorándum, entregado a la Cancillería boliviana por  el Embajador chileno en La Paz, Manuel Trucco.
Y llegamos a   la negociación de Charaña de 1975 de los generales   Banzer y Pinochet, la más ampliamente difundida y conocida. Oportunidad  en la cual Chile ofrece a Bolivia un corredor al norte de Arica.  El litoral comprendía ocho kilómetros de costa. La compensación boliviana sería un canje territorial y más  una compensación territorial por el mar territorial que Bolivia recibiría. Acordándose luego de negociar  a tres millas. “Casi cero” manifestó un actual historiador boliviano. 
La política chilena desde Charaña es muy clara,  otorgar a Bolivia un corredor soberano al norte de Arica, y recibir a cambio una  compensación territorial. Cuidado que la próxima propuesta chilena  sea un enclave con soberanía  en el mismo corredor,   para no dificultar la actual vecindad de Tacna y Arica.  

sábado, 27 de octubre de 2012

Manfredo Kempff quién ocupó responsabilidad en el pasado como diplomático boliviano se refiere a la relación con CHILE donde el candidato a Alcalde por Santiago lanzó un denuesto intolerable contra el legítimo derecho nuestro de retorno al MAR


La política boliviana es de extremos y por lo tanto su diplomacia no puede ser diferente, si se supone que la diplomacia refleja, en gran medida, el carácter de una nación. Bolivia y Chile tuvieron todo un lustro de relaciones cordiales, a partir de la asunción al mando de  de S.E. hasta que llegó el presidente Piñera a La Moneda, más o menos. Porque con la presidenta Bachelet hubo magníficas relaciones, con una nutrida agenda de trabajo que satisfacía plenamente a nuestros vecinos del Pacífico, por una razón: no se tocó ni por el forro el tema marítimo.
No importa que las nuevas adquisiciones diplomáticas que trajo bajo la manga el MAS y que ya se han hecho conocer, digan que estábamos a punto de alcanzar grandes logros en nuestro propósito de obtener una salida al mar, porque, en todo caso, si existía esa inminente solución, menos mal que no se produjo, ya que en cualquier arreglo hubiera estado ausente el concepto de soberanía. Es decir que el retroceso sería inaceptable para Bolivia y le hubiera costado la cabeza al Gobierno.
Los chilenos saben muy bien cuáles han sido sus compromisos con Bolivia en el tema marítimo. Conocen bien que desde 1895, pasando por la proposición Kellog, las notas de 1950 negociadas por el embajador Ostria Gutiérrez, el propio memorándum Trucco, la negociación  Banzer-Pinochet de 1975, la resolución de la OEA de 1983 acompañada por Chile, y varias conversaciones no oficiales de alto nivel, giraron siempre en torno a la entrega de un trecho de costa para Bolivia con soberanía.
Lo que mucho extraña es que luego del quinquenio bobo (2006-2011), cuando Bolivia se distrajo con fuegos artificiales, sin incomodar para nada a Chile con nuestro justo reclamo, se hubiera fracasado. Ahora, en vez de que la “confianza mutua” cristalizara en una generosa amistad, resulta en que el gobierno chileno da un giro tan espectacular como el de S.E. el año pasado, desconociendo más de un siglo de su propia historia diplomática, para afirmar que la palabra “soberanía” no entra en el diccionario de las negociaciones con Bolivia. Eso liquida todo acercamiento.
Claro, no faltan patrioteros en Santiago que apoyan esa desatinada y chauvinista posición, y hasta un despistado candidato a Alcalde por Santiago, desesperado por votos, dice la tontera más grande: que Bolivia quiere un puerto para contrabandear cocaína al mundo. Como si Bolivia fuera centro del narcotráfico desde 1895, 1950, 1975 y en tantísimos intentos de solución en que se empeñaron nuestras dos repúblicas. La mala leche es tan grande que no merece mayor comentario.
El hecho es que la guerra verbal no nos conducirá a nada bueno y que se debe volver a la cordura. Chile, que hace gala de madurez y profesionalismo diplomático, no puede desconocer lo que durante más de un siglo sostuvo en cuanto a otorgar a Bolivia una salida al mar con soberanía. Y Bolivia debe entender que nada logrará de Chile si no existe una compensación. En las notas del 50 se determinaba que las eventuales compensaciones bolivianas no tendrían “carácter territorial” pero estaba claro que las habría. ¿Y qué compensaciones podrían ser ésas? Agua, naturalmente. Lo malo es que Bolivia no tiene suficiente agua para compensar a Chile y muchas de las que tiene no las puede utilizar sin afectar al interés peruano.
En Charaña se habló de “aportes” bolivianos que no eran otra cosa que territorio. Es decir un canje simultáneo de territorios para que ambas naciones quedaran con igual extensión  que no provocara descontento interno. Si la solución del corredor al norte de Arica se pudiera reanimar todavía, Chile quedaría con sus misma extensión y zanjaría el dolor de cabeza que le provoca el reclamo boliviano y que se lo provocará hasta el final de sus días. Y Bolivia no perdería territorio y lograría una pequeña costa que la satisfaga.
Parece que otro camino no existe. Todas las elucubraciones que se puedan hacer sobre cómo llegar a un arreglo no corren. Bolivia es un país pobre -aunque los masistas digan lo contrario- y no podremos compensar a Chile con materias primas. Afirmar que Bolivia podría compensar a Chile con gas natural es como para reír. Y los primeros en reírse serían los chilenos porque saben perfectamente que eso no se cumpliría nunca, entre otras cosas porque nuestro gas no es tan abundante como creíamos o no ha sido debidamente explotado. Distinto es que el gas sirva como parte de una integración comercial, donde Chile pague por el gas que compre. Eso sí que es positivo y factible.
En suma, el actual gobierno chileno en vez de continuar empañando su amistad con Bolivia insistiendo en que no se hablará más de soberanía, debería hacer lo contrario y convencer a su opinión pública que lo mejor que puede suceder es acabar con los reclamos de Bolivia, convirtiéndola en su amiga, salvaguardando su propia extensión territorial. Bolivia, por su parte, tendría que hacer un trabajo más complejo: No divagar más, dejar de presentar fórmulas exóticas, y convencer de una vez a su población que el único medio que existe hoy es el canje porque no se perderá territorio y se logrará el objetivo de retornar al mar aunque sea modestamente.

martes, 2 de octubre de 2012

para Chile y para Bolivia es una obligación respetar los tratados. ser serios y actuar con mucha coherencia demandó Piñera en Lima replicando a Evo cara a cara


El Presidente Sebastián Piñera respondió esta tarde a las críticas de su par de Bolivia, Evo Morales, luego de que éste último afirmara que "Chile es un peligro para la región". 
Ante esto, Piñera - quien se encuentra en Perú, participando en la III Cumbre América del Sur – Países Árabes- dijo que "por supuesto que, como Presidente de Chile, no solamente tengo la opción, tengo la la obligación de defender la soberanía, el territorio, el mar chileno".
Asimismo, detalló que "Chile es un  país amante de la paz y respetuoso del derecho internacional, pero también es un país que respeta y hace respetar los tratados".
"Cuando hablamos de política internacional, todos los países deben ser siempre muy serios y actuar con mucha consistencia, con mucha coherencia. Los países tenemos que respetar el derecho internacional y los tratados internacionales, y Chile y Bolivia firmaron el tratado de 1094 hace ya 108 años, y ese tratado tenemos que cumplirlo y respetarlo". 
El Presidente Piñera destacó que "en consecuencia, para Chile y para Bolivia no es una opción, es una obligación respetar los tratados que hemos firmado". 
Pese a ello, acotó que "Chile va a seguir buscando los caminos del diálogo, y muy especialmente con los países vecinos. Y con Bolivia vamos a seguir buscando soluciones buenas útiles y factibles para ambos países. Esa es la forma de avanzar en forma firme y segura, y no pretendiendo ignorar o desconocer tratados que están plenamente vigentes".

Pura Noticias es un portal chileno que ya da pinchazos a Evo Morales quién atacó nuevamente a Chile


El Presidente de Bolivia, Evo Morales, atacó nuevamente a Chile, indicando que "es un peligro para la región", debido a la negativa chilena de acceder a la petición boliviana de tener un acceso soberano al mar. 

"Chile no es solo una amenaza para Bolivia sino también para el Perú. Chile es un peligro para la región porque estamos en épocas de integración", afirmó Morales en una rueda de prensa en Lima.

Por su parte, el canciller chileno, Alfredo Moreno, confirmó el lunes en Lima que su país hará respetar los tratados limítrofes firmados con Bolivia y Perú, tal como lo había señalado recientemente el presidente Sebastián Piñera en la Asamblea de las Naciones Unidas.

VOLUNTAD POLÍTICA

El mandatario boliviano resaltó que "los tratados se pueden cambiar" y que mucho depende de la voluntad política, e incluso puso como ejemplo el que alteró Estados Unidos para devolver el canal de Panamá, el cual poseía a perpetuidad.

"Si Estados Unidos pudo devolver el canal de Panamá, Chile puede devolver el mar para Bolivia", subrayó.

Para Morales, Chile tiene una "deuda histórica" con su país: "No es posible que desconozca y niegue este patrón histórico. No es posible que no haya políticas del Gobierno de Chile para reparar este daño histórico", precisó.

Morales se encuentra en Lima para participar mañana de la III Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y los Países Árabes (ASPA), en la que también estará presente Piñera.

La Tercera difundió en primera plana lo que sigue:


Anoche el presidente de Bolivia, Evo Morales, quedó en medio de la controversia tras asegurar en Lima que "Chile es un peligro para la región". Pero no se trata de la primera vez que el mandatario emite este tipo de frases, en los últimos meses.
El 26 de septiembre, durante su intervención en la 67° Asamblea General de la ONU, dijo que "Bolivia emplaza una vez más al Gobierno de Chile, ante la garantía de esta asamblea general a solucionar definitivamente su enclaustramiento marítimo por los mecanismos pacíficos de solución de controversias".
El 13 de junio pasado, comentó que "puedo entender que este Tratado (de Paz y Amistad firmado en 1904) ya está muerto, ese Tratado no está vigente para mí, porque Chile ha incumplido el Tratado". 
El 5 de junio, en el plenario de la OEA en Bolivia, Morales señaló que "las guerras no otorgan derechos, y Chile me ha respondido que lo que genera derechos son los tratados. Las guerras no otorgan un derecho, el mismo tratado de 1904 ha sido revisado a pedido de Chile, ha sido mofdificado cuatro veces y siempre a solicitud de Chile". 
El 3 de junio, durante la inauguración de la 42° Asamblea General de la OEA, dijo que "Bolivia jamás renunció, jamás renunciará del retorno al mar con soberanía". 
En tanto, el pasado 1 de junio, en medio del partido de fútbol entre Chile y Bolivia, comentó que "si el tema del mar se decidiera en un partido de fútbol, qué bueno sería, pero no es tanto así". 
El 23 de marzo, durante la celebración del Día del Mar en Bolivia, comentó que "Chile no puede continuar siendo un mar vecino, las fronteras chilenas siguen sembradas de minas". "Las amenazas de algunas autoridades de hacer uso de las  fuerzas armadas para resolver las controversias con otros Estados ponen en  evidencia esas contradicciones para un país que se proclama moderno y democrático".
El pasado 27 de diciembre, comentó, en tanto, que "de verdad, no descartamos el diálogo, pero tampoco vamos a seguir dialogando más de 130 años". "Nosotros respetamos los tratados, pero no los tratados injustos, incumplidos, que no resuelvan las demandas históricas". 
Por último, el pasado 22 de diciembre, en una reunión con Ollanta Humala, comentó que "el tratado de 1904 es injusto y fue impuesto por la fuerza". 

viernes, 28 de septiembre de 2012

gran chambonada de Evo. cómo lanzar semejane reto, sin tener preparada una batería de razones históricas, documentos, amplia e irrefutable documentación para restar pretextos a Chile. nuestra diplomacia es chambona, se aplaza el Cancillería que quiere desquitarse "si quieren vamos a El Alto y van a ver que Chile no cumple", qué forma de querer recuperar el Mar. da mucha pena!


El presidente de Chile, Sebastián Piñera, advirtió ayer de que su país hará respetar la vigencia del acuerdo marítimo suscrito con Bolivia en 1904, y que está dispuesto a defender con “todas las fuerzas del mundo el mar y el territorio” que reclamó el jefe de Estado boliviano, Evo Morales, durante su intervención del miércoles en la Asamblea General de Naciones Unidas.
La vigencia del acuerdo no fue desconocido por el Gobierno boliviano, pero el canciller David Choquehuanca  reclamó la revisión del tratado para encontrar una solución a una salida al océano Pacífico. 
la foto y el texto viene de La Tercera, ANF y ABI (Agencia de Evo)

“Esperamos que después de la intervención del presidente Evo Morales, en la que ha llamado a Chile y a la comunidad internacional a que este tema tiene que ser superado, podamos encontrar algunos espacios para abordar este tema”, señaló Choquehuana en una conferencia de prensa que ofreció ayer por la mañana en la Cancillería.
El jefe de la diplomacia boliviana también recordó que Santiago suspendió unilateralmente el proceso de conversaciones bilaterales en el que se acordó la presentación de una propuesta de solución útil, concreta y factible a la reinvindicación boliviana.
“Chile dice que el Tratado de 1904 no se puede cambiar, pero cuando dos pueblos tienen la voluntad las cosas siempre se pueden cambiar para beneficio de nuestros pueblos”, refirió el canciller.
Sin embargo, desde Valparaíso el presidente Piñera dijo que "ayer (por el miércoles) los chilenos vimos y escuchamos la intervención del presidente de Bolivia ante la ONU. Y yo quisiera decirle al pueblo boliviano y al presidente de Bolivia que los tratados se firman para cumplirlos".
"Y querría decirle al pueblo chileno que este presidente no solamente respeta los tratados que Chile ha firmado, sino que también va a hacer que se respeten los tratados que Chile ha firmado y va a defender con toda la fuerza del mundo nuestro territorio, nuestro mar, nuestro cielo y nuestra soberanía", señaló el mandatario chileno.
La réplica de Piñera ocurrió un día después de que Morales hiciera un llamado a “solucionar definitivamente” la mediterraneidad de Bolivia y pidiera “a la comunidad internacional acompañarnos en esta tarea”. 
La primera respuesta de Chile al presidente boliviano surgió el mismo miércoles desde Nueva York, donde el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Alfredo Moreno, dijo que “no hay controversias, sino tratados que están plenamente vigentes”.
El canciller chileno también desestimó las afirmaciones del presidente Morales en cuanto a que dicho documento es ‘injusto e incumplido’.
“Este tratado estableció derechos en favor de Bolivia, particularmente los de libre tránsito de mercancías (a través de la Región de Antofagasta), que Chile ha cumplido absolutamente", recalcó.
 El discurso del presidente Morales en la 67ª asamblea de la ONU fue ponderado por el diputado masista Jorge Medina, porque los países miembros tienen que hacer un acompañamiento del conflicto marítimo porque ese asunto bilateral es de interés hemisférico.
 El jefe de Estado denunció el miércoles, en la sede de las Naciones Unidas, ante las delegaciones internacionales que el Tratado de 1904 firmado entre ambos países fue ‘incumplido’, ‘injusto’ e ‘impuesto’ por potencias extranjeras.
Se requiere de una política exterior clara
Javier Murillo de la Rocha / Excanciller bolivianoEs importante recordarle al presidente de Chile, Sebastián Piñera, que los territorios a los que él califica como chilenos fueron el resultado de una expoliación, de un asalto a mano armada, a través del cual se hicieron de territorios que histórica y jurídicamente fueron bolivianos y peruanos.

Nunca se puede dejar de mencionar que la Guerra del Pacífico fue una guerra de saqueo; que los territorios que incorporó Chile en 1889 fueron producto de una usurpación abusiva. Hay que recordarles a todos los chilenos que permanecen encerrados en una geopolítica que se sustenta en la lógica del siglo XIX, que mantuvieron durante todo el siglo XX y que pretenden continuar en esta nueva era, a pesar de los cambios que se han producido en las sociedades modernas.
Los bolivianos, a través de los diferentes gobiernos, siempre hemos presentado nuestros reclamos en los foros internacionales, pero en los últimos cinco años los actuales gobernantes buscaron un acercamiento con Chile (a través de la agenda de los 13 puntos) que no condujeron a nada.
La política nacional de planteamiento firme en defensa de la recuperación del mar se perdió entre los años 2006 y 2011. Precisamente cuando Sebastián Piñera asume como presidente de Chile, es cuando Bolivia reasume la posición marítima. 
En ese sentido, Bolivia necesita establecer reglas claras en lo que respecta a la política exterior para que no estemos improvisando en los diferentes foros internacionales. El tema marítimo estuvo presente en la Asamblea de la OEA de Tiquipaya, así como en la Asamblea Ordinaria de la ONU, pero sin resultados concretos.
LAS FRASES

«Chile va a defender con toda la fuerza del mundo nuestro territorio, nuestro mar, nuestro cielo y nuestra soberanía»
S. Piñera | Pdte. de Chile

«Bolivia emplaza a Chile a solucionar definitivamente su enclaustramiento marítimo por las vías pacíficas »
E. Morales | Pdte. boliviano

«Chile dice que el Tratado de 1904 no se puede cambiar, pero cuando dos pueblos tienen la voluntad, se puede cambiar»
Choquehuanca | Canciller

«El tratado estableció derechos a favor de Bolivia, en particular el de libre tránsito de mercaderías por Antofagasta»
Moreno | Canciller chileno

jueves, 27 de septiembre de 2012

qué está buscando Evo Morales? quiere una guerra con Chile? por su torpeza y por el errático reclamo ante la ONU, se ha merecido una respuesta del Jefe de Estado de Chile, es un plantón muy peligroso:Sebastián Piñera respondió con dureza que “los tratados se firman para cumplirlos” y anunció que hará respetar la soberanía de su país.


Un día después que el presidente del Estado Evo Morales pidiera a Chile modificar su postura y no “prolongar el encierro geográfico” de Bolivia, su similar chileno, Sebastián Piñera respondió con dureza que “los tratados se firman para cumplirlos” y anunció que hará respetar la soberanía de su país.

"Este presidente no solamente respeta los tratados que Chile ha firmado, sino que también va a hacer que se respeten los tratados que Chile ha firmado y va a defender con toda la fuerza del mundo nuestro territorio, nuestro mar, nuestro cielo y nuestra soberanía", dijo Piñera ante la Asamblea General de la ONU, el mismo escenario usado 24 horas antes por Morales.

Morales pidió en la ONU que la comunidad internacional acompañe la tarea del diálogo “para finalmente cerrar este conflicto que lastima la integración del continente de América”. Chile insiste en que este es un tema bilateral que sólo puede ser discutido a ese nivel y en ninguna otra instancia.

El canciller de Chile, Alfredo Moreno fue el primero en responder al presidente Morales dijo este jueves que el Tratado de 1904, firmado por ambos países es “válido y vigente” y recordó “que tiene más de 100 años de validez".

El jefe de la diplomacia boliviana, David Choquehuanca, respondió a Moreno desde La Paz: “Chile dice que sigue vigente, pero eso no significa que no se pueda cambiar, cuando dos pueblos tienen voluntad, las cosas siempre se pueden cambiar”, aseguró.

menos mal. recuperó la atención de la Asamblea mundial. emplazó a Chile cerrar el conflicto.El mandatario boliviano calificó de "injusto e incumplido"el Tratado de Paz de 1904 que se tiene con Chile y exigió a ese país que ponga fin al encierro geográfico.


El presidente  Evo Morales, en su discurso en la 67 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, hizo referencia al tema marítimo y pidió a esa organización que coadyuve a los esfuerzos de Bolivia  para conseguir  una salida al mar con soberanía.
"Bolivia emplaza una vez más al gobierno de Chile, ante la garantía de esta Asamblea General, a solucionar definitivamente su enclaustramiento político por los mecanismos pacíficos…. Convocamos a la comunidad internacional a acompañar esta tarea para finalmente cerrar este conflicto  que lastima la integración del continente de América", afirmó Morales
El mandatario boliviano calificó de "injusto e incumplido"el Tratado de Paz de 1904 que se tiene con Chile y exigió a ese país que ponga fin al encierro geográfico.
"Chile no puede ignorar el derecho boliviano, ni desoír el pronunciamiento continental, mucho menos prolongar en el tiempo el encierro geográfico impuesto por la fuerza", dijo el presidente boliviano.
En el 67 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU participan más de 120 jefes de Estado y de gobierno de los 193 países integrantes de las Naciones Unidas.
Entre los temas de interés internacional que se abordan destaca la crisis en Siria, la situación en Medio Oriente y la economía mundial.