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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Hermoso barco Viking de 110 metros convertido en Hotel Restaurant nos recuerda la Guerra del Pacífico. Mauricio Aira

Este barco navegó a sudamérica después de 1880 para trasladar guano desde Chile a Inglaterra, la frase en un catálogo de propaganda del barco que funciona como hotel, como sede conferencias y como acreditado restaurant, fue motivo suficiente que me llamó la atención y las ideas asociadas: Guano, guerra, Chile, Bolivia, Europa y vamos al raciocinio.

Nuestra visita al barco Viking imponente en su perfil blanco con los mástiles sin velas, y perfectamente conservado de color blanco y con un ingreso lujosamente alfombrado, se producía para celebrar la reunión mensual itinerante de los pensionados católicos (Asociación de Pensionados de la Parroquia de Cristo Rey de Gotemburgo, Suecia)


Un hermoso barco construido a partir de 1866 y complementado en 1907, en julio de aquel año fue comprado por una empresa naviera de Dinamarca desde donde emprendió viaje a Callao, Taltal Iquique, por lo menos una vez por año y en sus registros figuran Buenos Aires, Rio de Janeiro, Tocopilla, Mejillones, Valparaíso y no paró de navegar por nuestro continente hasta 1948 en que ancló en Gotemburgo para siempre. Se convirtió en museo marítimo, en escuela de navegantes e inclusive de cocineros de mar en cursos combinados con la Universidad, con la Comuna, el Parque Internacional de Liseberg y se asoció con hoteles y empresarios turísticos. El más grande nunca antes construído en Escandinavia.

Es un barco inmenso 108 metros de largo, 14 de ancho, 8 de profundidad, su mástil más alto casi 56 metros, y como pocos barcos de su época tiene tres mástiles principales y dos más auxiliares. un barco que transportó cemento de Escandinavia, carbón de Europa, soya de Rusia, granos de Australia, guano de sudamérica, piedra de Noruega o sea cumplió una gran actividad comercial hasta quedar sujeto con anclas de 3 toneladas cada una. Porqué me llamó la atención? porque el guano que transportó desde Chile (a poco de la guerra del Pacífico 1879) bien pudo haber beneficiado a nuestra Bolivia, en cambio benefició a Chile.

Chile confiscó los territorios salitreros y guaneros del Litoral boliviano y mantuvo el derecho de explotación de salitre en beneficio de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles Antofagasta, bajo el falso argumento que Bolivia quería gravar con un impuesto de 10 centavos sobre quintal de salitre lo que ayudaría a Chile a salir de la grave crisis financiera. Rápidamente del 79 que fue el asalto al 1980 se triplicó el ingreso por exportación de guano, salitres y plata para el Tesoro. La guerra operó milagros para Chile con los recursos tomados de Bolivia. Con los ingresos frescos se potenció militar y económicamente para invadir Iqueque peruano, y ocupar Lima y gran parte del Perú.

Comenzó entonces un auge económico que no ha parado en Chile, primero vino "la fiebre del salitre" subiendo las cifras por exportación del guano y salitre hasta cuatro y cinco veces más que antes de la guerra. Si recorremos las cifras administración tras administración tanto de Bolivia como de Chile, vemos el efecto de la guerra, Chile aumenta ingresos, Bolivia disminuye. Aquel de enriquece mientras ésta último se empobrece, sin hablar de los yacimientos mineros que le dieron el mayor relieve. Un patriota Juan Pereira Fiorilo se preocupó con gran dedicación y certeza a cuantificar la producción de los yacimientos de cobre de Chuquicamata, Escondica, Zaldivar, Mantos Blancos, Las Luces, El Abra para nombrar sólo los más importantes y que dieron el título a Chile de "Primer productor mundial de cobre", el 10% de lo exportado por Decreto Supremo no suprimido hasta hoy, se destina a las Fuerzas Armadas que se potencian y habilitan en forma permanente ante la eventualidad de acciones de revancha de Bolivia, de Perú, de Argentina.

Más todavía los medios chilenos describieron que Mejillones procesa nitrato de amonio en miles de toneladas de producción creciente, que se suma a los yacimientos metálicos y no metálicos extraído de montañas y del subsuelo que fueron arrebatados a Bolivia en la injusta e inaceptable Guerra de 1879.