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viernes, 19 de febrero de 2016

Lucho de la Reza reclama por la presencia de Carlos Mesa en la reunión de juristas de La Haya sobre el tema marítimo, lo excluyó Evo, aunque De La Reza la consideró "innecesaria, prematura, de carácter conjetural e imaginativo sobre lo que Chile dirá cuando presente su contraalegato". el editor diría "qué manera de malgastar dinero y tiempo" aunque se puede anadir que ha sido por propaganda masista antes del 21F, lo que no dice el internacionalista.

Disputando lugar en los órganos de prensa a las novedades relativas a la candorosa ingenuidad de dirigentes campesinos y autoridades del Fondioc, así como del “atentado periodístico” perpetrado contra una alta ejecutiva de Camce, aparece una nota haciendo conocer la decisión del Gobierno de Evo Morales para no incluir a Carlos Mesa en las reuniones del equipo jurídico nacional e internacional que lleva adelante el litigio promovido por Bolivia contra Chile ante la CIJ de La Haya.
Como es habitual, cada declaración gubernamental de importancia es inmediatamente seguida de una explicación o justificación de la misma, que resulta de máxima urgencia en el presente caso, por cuanto se trata de la sorpresiva exclusión a participar en las sesiones, del personaje más conocido y respetado en el ámbito de nuestro diferendo con La Moneda.
La razón oficialmente presentada, es que “la  reunión con los asesores tiene carácter exclusivamente jurídico y técnico, lo que elimina la necesidad de contar con la presencia de Mesa en el análisis y discusión  de temas extraños a su conocimiento y experiencia”.
¡¡¡El bocado resulta muy difícil de tragar!!! Evidentemente Carlos Mesa no es abogado y es igualmente cierto que la misión que le fue encomendada se circunscribía al terreno mediático, diplomático e histórico de nuestra querella con Chile, habiéndose desempeñado en esos campos con la solidez, claridad, orden y elegancia que ni el más desaforado de sus detractores (que  actualmente son varios) osaría poner en duda.
Pero además, Mesa demostró ante un canal de televisión de Santiago, una completa y cabal visión del conjunto jurídico sustantivo y procesal del fundamento doctrinal y analítico de la resolución con que la Corte rechazó la excepción de “falta de competencia” opuesta por Chile, demostrando con ello que habría estado muy lejos de ser “un convidado de piedra” en el cónclave exclusivamente abogadil a realizarse  estos días en La Paz.
Una vez más, celos mezquinos y rencores personales, pueden empañar el brillo que hasta ahora ha acompañado a la campaña boliviana, siendo difícil calcular el beneficio que nuestro adversario del Mapocho logre obtener de este intento de desaire, que por supuesto dudamos mucho pueda alcanzar a Mesa.
Para justificar el encabezamiento de este artículo, corresponde destacar que la “reunión de juristas” –a la que no fue convocado Carlos Mesa– resulta prematura y por consiguiente innecesaria, ya que su objeto, según dice la prensa, “es concentrarse en la contramemoria que debe presentar Chile hasta el 26 de julio de este año”.  Como aún nos hallamos lejos de esa fecha y por supuesto Chile no ha entregado todavía el documento que “nuestros  juristas” se preparan a analizar y discutir, la reunión no podrá tener sino carácter conjetural e imaginativo sobre lo que Chile podrá decir como respuesta de fondo a la memoria de Bolivia.  El agente de Bolivia ante la Corte de La Haya expresó este mismo pensamiento, cuando anunció que nuestro país tiene que esperar la presentación de la contramemoria chilena  ante la Corte Internacional de Justicia, antes de tomar ninguna acción en el proceso.
Un último aspecto al que juzgamos necesario referirnos, es que en el grupo de “juristas” nacionales reunidos en La Paz, figuran muy importantes personajes políticos, entre los que varios no son abogados… Dejamos a la acuciosidad del lector la labor de identificación personal de estos destacados ciudadanos.
El autor es abogado.

sábado, 13 de febrero de 2016

con vigor Los Tiempos se ocupa de la actitud del Jefe del Estado que "deja fuera al vocero de la causa marítima Carlos Mesa" cuando dos abogados contratados por el Estado llegan a Bolivia. "se trata de un desaire que Mesa responde con nobleza" se minimiza su aporte, es represalia por el desacuerdo con Evo en torno a la CPE, Evo utiliza el mar para sus fines, posición errada que favorece a Chile, puede provocar frustración.

La magnitud que tiene el proceso ante La Haya obliga a que el Presidente del Estado reponga su acertada decisión de no mezclar mar con política interna, y reincluya, como corresponde, al vocero oficial en el equipo
La correcta decisión presidencial de no mezclar el tema de la estrategia marítima del Gobierno, cuyo instrumento fundamental es la demanda presentada ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en contra de Chile, con la política sectaria doméstica y que ha  generado un contundente apoyo de la ciudadanía, ha sufrido un peligroso traspié.
Se trata del desaire que han dado el Presidente del Estado y el Ministro de Relaciones Exteriores (que constitucionalmente dirigen la política exterior del país) al vocero oficial de la comisión responsable de llevar adelante el proceso ante La Haya, el expresidente Carlos Mesa --y que en tal papel cumplió una de las actividades que dio mucho rédito político y mediático, tanto interna como internacionalmente, a la estrategia nacional--, al excluirlo de la reunión de los miembros (nacionales y extranjeros) de la comisión que se realizó en Santa Cruz y minimizar su aporte.  
Como es posible inferir, esa actitud sería una especie de represalia por la declaración que hizo el exmandatario expresando su desacuerdo con la propuesta de modificar la Constitución Política del Estado para permitir un nueva reelección continua de los actuales mandatarios y, secundariamente, sostener que hubo decisiones políticas adoptadas antes del arribo al poder del actual mandatario que viabilizaron el proceso que éste dirige desde 2006. Es decir, y más allá de las explicaciones oficiales, el Primer Mandatario ha caído lamentablemente en la tentación de utilizar la estrategia marítima en función de sus intereses político-sectarios, actitud que, hay que señalar, muchos de sus colaboradores le sugerían desde hace algún tiempo.
Se trata sin duda de una posición errada. De hecho, una noticia de esta naturaleza será muy bien recibida por las autoridades que dirigen la política internacional chilena, que no salen de su asombro  por el respaldo que ha tenido la estrategia marítima por parte de la población y, especialmente, de los diferentes líderes políticos que, con muy pocas excepciones (coincidentemente, registradas en tiempos de campaña electoral), decidieron apoyar al Gobierno en este específico punto, consenso que no se produjo en la larga historia de negociaciones entre ambos países. Es más, ese casi unánime apoyo es un factor que ha legitimado nuestra demanda.
Adicionalmente, las autoridades de gobierno deberían percibir que mantenerse en un error como el cometido en el sensible tema de nuestra política marítima puede provocar profundos sentimientos de frustración en la gente que, como sucedió en el pasado, abonan a un paulatino proceso de deslegitimación.
Por eso, la magnitud que tiene el proceso ante La Haya obliga, por un lado, a que el Presidente del Estado –evidentemente agobiado por una serie de denuncias que no han recibido una adecuada explicación por parte del oficialismo—reponga su acertada decisión de no mezclar mar con política interna y reincluya, como corresponde, al vocero oficial en la Comisión, y, por el otro, si eso ocurriere, que éste, en la medida en que el proceso en La Haya trasciende los meandros de la política interna, siga aportando como lo ha hecho hasta ahora. Aún hay tiempo para ello.