recepción del "micrófono de oro" en Cochabamba. 2012 |
Mauricio Aira
Los medios
con sobrada razón lanzaron su voz de alarma, ante las “alarmantes informaciones”
de fuentes oficiales sobre aprestos bélicos en Chile y Paraguay relacionados
con Bolivia y su Política Exterior. Lo primero
que llamó la atención y mereció un comentario editorial de Los Tiempos fue que
tales informaciones no se originaban en el Ministerio de Relaciones Exteriores
sino en otras fuentes. Mirando a Bolivia desde fuera imposible evitar las señales
que lanza el Régimen imperante en relación al tema propuesto. Demasiadas marchas
y desfiles militares con toda clase de motivos, exhibición de nuevo armamento,
y de dotación de aviones helicópteros, carros de asalto, transporte y
maquinaria diversas, como nunca antes en nuestra historia republicana.
Convenios mega millonarios con China, Rusia, Venezuela para provisión de armas,
equipamiento, tecnología e instrucción en su manejo y programación de compras
por encima de las reales posibilidades del Presupuesto General de la Nación. No
es de extrañar por tanto que en nuestros vecinos se hubiese despertado la susceptibilidad
de las reales intenciones del Gobierno presidido por Evo Morales.
El título
segundo de la CPE referida al Poder Ejecutivo puntualiza claramente que “negociar
y concluir tratados con naciones extranjeras, canjearlos, previa ratificación
por el Congreso” es la segunda
atribución del Presidente, y la tercera “Conducir las relaciones exteriores,
nombrar funcionarios diplomáticos y consulares, admitir a los funcionarios
extranjeros”. Esta labor la ejecuta asistido por el Ministro de RREE que lo
representa en toda actuación que tenga que ver con la diplomacia, es decir el
conjunto de normas destinado a conservar el máximo respeto entre los Estados y
un trato acorde con el nivel de representatividad dentro del llamado Cuerpo
Diplomático.
Ahora bien
todavía dentro de las atribuciones de SE está conservar y defender el orden
interno y la seguridad exterior de la República celosamente confiada en primera
instancia a la diplomacia antes que a la fuerza de las armas. Es evidente que las
FFAA tienen por misión defender y conservar la independencia nacional, la
seguridad y estabilidad del Estado, el honor y la soberanía, asegurar el
imperio de la Constitución Política garantizar la estabilidad del Gobierno
legalmente constituido. Todo ello dentro
del marco trazado por una Política Exterior en lo referido al trato con los
demás Estados que conduce el Jefe de Estado, soportado en su Cancillería.
Si de
mantener las buenas relaciones se trata también actúa para alcanzar objetivos
concretos de desarrollo y en el logro de la cooperación, transferencia de
tecnología, aplicada con inteligencia y tacto en la promoción de la Paz, evitando
que la improvisación o la imprudencia provoquen confusión si acaso no
conflictos como está sucediendo hoy en día
Es evidente
que la relación se hacen compleja, requiere capacidad y conocimientos además de
la letra muerta de los pactos ya suscritos, y de acciones pro diplomáticas
evitando declaraciones torpes, imprudentes, agresivas.
En el pasado reciente algo no está funcionando
por el Imperio de la Ley, la ausencia de la Cancillería es persistente, otros entes
como la Dirección de Reivindicación Marítima, el ministerio de Defensa, las Cámaras Alta y Baja del Congreso,
sobrepasando sus niveles han vertido opiniones usufructuando la específica
tarea de la Cancillería sin que mediara lógica explicación. Dos casos más antes
de cerrar el nombramiento como primer embajador a un personaje político
conocido como manipulador, mentiroso y conculcador de DDHH ante las Naciones
Unidas, y el asilo de Julian Assange bajo bandera de Ecuador que han merecido
imprecisas declaraciones de varios voceros que nada tienen que ver con la
diplomacia boliviana.