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sábado, 23 de mayo de 2015

interesante creación ficticia de lo que sucederá en Japón, cuando Hidashi Owada, para entonces de 90 termine su tiempo de Juez en la Corte Internacional de Justicia...qué genialidad!

crónica fictiva es lo que ofrece Carlos Antonio Carrasco 

LA MASCARA JAPONESA

publicada en La Razón enviado especial en La Haya, Holanda.




Cuando el 6 de febrero de 2021 el mandato del magistrado japonés en la CIJ llegue a su término, Hidashi Owada festejará sus 90 años de edad y regresará de inmediato a Tokio, donde su hija Masako, esposa del príncipe heredero Naruhito, probablemente ya sea emperatriz. Entonces sin duda recordará su paso por la vida con un rosario de éxitos: joven abogado, embajador en Moscú, en París, en Naciones Unidas (presidente del Consejo de Seguridad), profesor, ministro, autor, juez y presidente de la Corte Internacional de Justicia (2009-2012). En tanto que en La Paz, Evo Morales estará ejerciendo su cuarto mandato presidencial, atento al fallo de la CIJ acerca de su decisión final en el litigio contra Chile, por el “acceso soberano al mar” que ese tribunal estuvo considerando en los últimos cinco años.
A su vez Owada, enfundado en su yutaka, sacará de su bolsillo un papelillo y leerá una vez más la pregunta que formuló en la CIJ el 8 de mayo de 2015: “En el transcurso de los procedimientos orales y los documentos presentados por ambas partes, tanto la solicitante como la respondiente se han referido o utilizado la expresión ‘acceso soberano al mar’. Éste no es un término reconocido en el derecho internacional y, ambas partes, sin embargo, han utilizado esta expresión cuando describían o bien su propia posición o se referían a la posición de la parte contraria. Agradecería mucho a ambas partes que tengan a bien definir el sentido de ese término tal como ellas lo entienden y también que tengan a bien explicarnos el contenido específico de ese término tal como ellas lo utilizan para determinar sus posiciones sobre la cuestión de competencia de la Corte Internacional de Justicia”.
El anciano jurista ya no recordará si algún colega suyo le sugirió o inspiró esa interrogante que provocó respuestas disímiles de Bolivia y de Chile, así como un debate interno e intermitente en la propia CIJ por más de un lustro. En todo caso, durante el ritual del five o’clock tea, en esa desordenada lluvia de ideas que animaban los diez y seis jueces presentes, se asociaba su pregunta con la que anteriormente había formulado su colega y amigo Christopher Greenwood: “En qué fecha se concluyó un acuerdo respecto a la negociación relativa al acceso soberano al mar (...)”.
Era el mismo juez británico quien fue apartado del caso Perú vs. Chile por haber servido antes al país demandado, y así surgió la duda: ¿acaso no debía haberse repetido igual objeción cuando los bolivianos litigaban con los chilenos?
Bolivia, oportunamente, habría hecho conocer su preocupación. Pero los artículos 17 y 24  del Estatuto de ese tribunal internacional blindan a los magistrados cuestionados de cualquier posibilidad de recusación, salvo si es de motu proprio (cuando éstos se automarginan del proceso). A todo señor, todo honor: el agente boliviano, como siempre, cumplió puntualmente su función, pero amparado en los procedimientos vigentes, Greenwood se atrincheró en su poltrona.
Hidashi Owada sonreirá socarronamente rememorando su incursión en el pleito entre esas lejanas naciones andinas, y contemplará una vez más el cuadro de Utagawa Hiroshige, donde se dibuja una de las 53 estaciones del camino a Tokaidó y, moviendo la cabeza, seguirá sin comprender el empeño boliviano de salir al mar, mientras él goza sus últimos días, rodeado de agua salada, en una de las 7.000 islas del archipiélago japonés.





domingo, 17 de mayo de 2015

Impedir el mal uso del tema marítimo recomienda LTD, no obstante el Vice García sentencia que la estrategia será exitosa sólo sila conduce Evo, el anuncio de su tercera reelección. Desatinada declaración que da pie a ser interpretada por Chile, como "maniobra" para eternizar al Régimen. "Síndrome banzerista" el mal uso del tema del Mar para el populsimo

Es de esperar que el Primer Mandatario mantenga su posición original e impida que se haga mal uso de esta importante estrategia marítima. Si este es el caso, debería pronunciarse sobre lo dicho por el Vicepresidente
Parece que es oportuno recordar la exhortación que ha hecho en forma reiterativa el Presidente del Estado para que no se utilice el tema de la estrategia adoptada por el gobierno para obligar a Chile a negociar una salida soberana al océano Pacífico, con fines de política interna. Salvo alguna excepción de algunos funcionarios de su gobierno ansiosos por “aparecer en la fotografía” y un dislate cometido por algún excandidato presidencial, tanto el propio mandatario como los operadores políticos han aceptado ese pedido, lo que ha ayudado, sin duda, a que haya un alineamiento masivo detrás de la estrategia que tiene muy pocos precedentes en la vida del país.
Sin embargo, el Vicepresidente del Estado ha desoído esa exhortación al declarar en forma sorpresiva que la estrategia del gobierno será exitosa sólo si la conduce hasta su fin el Presidente del Estado, lo que incluye, si es necesario, su tercera reelección consecutiva.
Se trata de una desatinada declaración en momentos en que el proceso que se sigue ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se encuentra en una etapa delicada. Y la declaración vicepresidencial puede dar pie a que en Chile sus autoridades ataquen la estrategia del país tratando de deslegitimarla con el argumento de que ésta sólo responde a intereses sectarios de política interna, como, lamentablemente sucedió en otros procesos de negociación.
En ese marco, conviene recordar la experiencia de la dictadura banzerista. Con el padrinazgo de la dictadura brasileña, los entonces dictadores de Bolivia y Chile decidieron reanudar relaciones diplomáticas e impulsar un proceso de negociación con miras a que Bolivia obtenga una franja soberana de acceso al océano Pacífico. En ese contexto, el gobierno de entonces convocó a un encuentro de “notables” en Cochabamba para hablar sobre el tema y manipular para que a su conclusión de emita un manifiesto de apoyo a la negociación y pedir a las Fuerzas Armadas mantenerse en el poder bajo la conducción del general Hugo Banzer Suárez hasta la conclusión de las negociaciones, porque esa sería la única manera de que aquélla sea exitosa.
Los verdaderos notables de ese encuentro no aceptaron la maniobra, y el costo fue su inmediato exilio cuando se trataba de dirigentes políticos y acoso a quienes no lo eran. Como cuenta la historia, la negociación terminó en un fracaso y nuevamente, por interés político del dictador, se rompieron las relaciones diplomáticas y se dejó espacio para que Chile se muestre como un país dispuesto a negociar frente a unas autoridades bolivianas que defendían sus intereses sectarios.
Es de esperar que el Primer Mandatario mantenga su posición original e impida que se haga mal uso de esta importante estrategia marítima. Si este es el caso, debería pronunciarse sobre lo dicho por el Vicepresidente (y que ya ha recibido el apoyo de algunos dirigentes de tercer nivel del MAS), dando una clara señal de que esta estrategia seguirá siendo considerada por encima de los intereses político-sectarios.
Siempre es conveniente recordar la historia, pero hacerlo para aprender de ella.

lunes, 11 de mayo de 2015

aunque "todos o casi todos" dan por bien hecha la tarea de la numerosa delegación a La Haya, Humberto Vacaflor opina que hay cosas que observar...y que no todo ha sido perfecto..

El vocero Carlos Mesa dice que no hay duda: el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya será favorable, es decir que se declarará competente para atender el caso y que pronto Chile tendrá que abrir negociaciones sobre un acceso soberano para Bolivia.

Aunque esa eventualidad está preñada de dudas porque, en este caso también se da aquello que en inglés se llama “it takes two to tango”, sería un triunfo para Bolivia, para lo que pueda servir.

Mientras tanto, sería bueno revisar lo hecho en La Haya y observar que la delegación no estuvo preparada para el desafío. Aquí no entra en consideración si se trató de muchos neoliberales y pocos masistas, sino de la eficiencia demostrada por todos ellos.

¿Qué pasó con el abogado estrella de la representación boliviana, Alain Vaughn Lowe? ¿Cuándo renunció a esa función? Los demás abogados que defendieron la causa boliviana no tenían la estatura del desertor. Después se supo que se fue a trabajar para Ecuador en un juicio con la Exxon.

Otro tema. Incluso un abogado que va a Sucre para defender un caso sabe que, para comenzar, debe enterarse de quiénes son los jueces. Una previsión de ese tipo hubiera permitido, en La Haya, enterarse que el juez Christopher Greenwood asesoró a Chile en el pleito sobre soberanía marítima con Perú, por lo que había que recusarlo, como el propio Evo Morales dijo desde aquí, aunque un poco tarde, cuando ya el juez había hecho lo que hizo.

Tan bien hicieron los chilenos su trabajo en ese sentido que lograron que dos jueces hagan preguntas que pusieron a la causa boliviana en figurillas. ¡Dos jueces de La Haya haciendo preguntas favorables a Chile! La delegación chilena hizo un trabajo eficiente.

No era un show lo de La Haya. No era necesario hacer publicaciones ni videos, ni discursos, ni espectáculo: había que estar preparados para actuar ante una corte. Era una cuestión de abogados, preferiblemente con buen criterio y ubicados sobre lo que debían hacer.

El presidente Evo Morales está pesimista. Se da por derrotado en este frente. Y habla de otras opciones. Para esa eventualidad habrá que estar mejor preparados. Tanta expectativa, tantas ilusiones creadas, tantos problemas postergados, tantos escándalos y fraudes encubiertos, hubieran merecido un mejor desempeño en La Haya.
Vacaflor.obolog.com

domingo, 10 de mayo de 2015

convencido de "la excelencia de la actuación de Bolivia en los alegatos Carlos Mesa escribe su columna con el relato de la actuación judicial en la CIJ. la respuesta la capciosa pregunta chilena sirvió para detallar las veces que Chile prometió la salida"soberana al Mar"

Con el cabello gris, como una pequeña corona, los gestos enérgicos y la mirada clara, Monique Chemilier expresa la pasión. Payam Akhaban, con su pronunciación modulada y perfecta, y Matías Forteau, y sus pausas exactas, transmiten una tranquila seguridad. Antonio Remiro es sinónimo de solidez argumental. Finalmente, nuestro Agente Eduardo Rodríguez marca la sobriedad necesaria. Los cinco, a nombre de diez millones de bolivianos, condujeron un alegato cuya consistencia nos enorgullece a todos.
Por fin lo vimos. Chile explicando al mundo el porqué se niega a dialogar con Bolivia. Lo que sus autoridades habían tratado de evitar en un siglo, se produjo.
El tema crucial de la demanda preliminar de incompetencia de Chile era establecer el verdadero objeto de la demanda. En este punto colocaron los abogados chilenos, con la esforzada ayuda del Juez Greenwood, toda su magra artillería argumental. Las tres primeras horas de su presentación giraron en una rueda sin fin en torno al tratado de 1904, la idea de que el tratado es el alfa y el omega de la relación bilateral con Bolivia y, especialmente, la puerta definitivamente cerrada de las controversias entre ambos países. No fue suficiente, no fue siquiera un elemento que pudiera fijarse con alguna claridad a efectos de defender sus razones básicas.
El alegato boliviano destruyó las columnas de sustentación de Chile. Si, en efecto, el tratado fue el punto final de toda cuestión pendiente, cómo se explica la sucesión –el verdadero rosario– de compromisos que unilateral o bilateralmente hizo Chile desde 1920 hasta el primer gobierno de Bachelet (no es ocioso recordar que la Agenda de los 13 puntos expresaba también un compromiso de iniciar una negociación sobre el enclaustramiento forzado de Bolivia). Más aún, si nada había ya que dirimir con Bolivia, ¿por qué Chile introdujo la cláusula de consulta al Perú en el tratado de 1929?
Quedaba claro que la larga explicación sobre los alcances del artículo VI del pacto de Bogotá que impiden a la CIJ asumir competencia en controversias resueltas antes de 1948, tampoco se sostenía. Había que entender que era imprescindible un cambio de eje. El verdadero objeto de la controversia no es el tratado de 1904, sino los compromisos de Chile que se obligó a negociar con Bolivia para otorgarle una salida soberana al océano Pacífico.
La idea de los actos unilaterales de los Estados fue reforzada por el Dr. Akhaban, quien le dio su verdadero sentido jurídico. De lo que aquí hablamos, dijo, es de un Pacto de Contrahendo cuya definición es inequívoca: dos Estados se obligan entre sí para llevar a cabo negociaciones que den como resultado un contrato futuro, obligación que no puede romperse unilateralmente. Por si fuera poco, queda claro en este tipo de pactos, que el único obligado a su cumplimiento es el oferente, es decir Chile, quien en reiteradas oportunidades se comprometió a iniciar una negociación para otorgarnos una salida soberana al mar.
El juez británico abrió el suspenso al cerrarse el alegato boliviano con una pregunta que parecía demoledora: “¿en qué fecha mantiene Bolivia que se concluyó un acuerdo respecto de la negociación relativa al acceso soberano?”
Fue la palanca que pretendió usar Chile, palanca que condujo a sus abogados a vulnerar las reglas implacables de la Corte, no tocar en una demanda preliminar asuntos referidos al fondo de la cuestión. Su letrado Wordsworth dedicó toda su intervención, igual que el Dr. Dupuy, a intentar demostrar, entrando en detalles, que los documentos enviados por Chile, o los suscritos entre ambas naciones como notas, memorándum o cartas, no tenían el carácter de compromisos que pudiesen entenderse como actos unilaterales o expresiones de un Pacto de Contrahendo. Inútil esfuerzo.
Nuestros abogados habían desgranado con paciencia y detalle, no una, sino varias fechas, porque es evidente que Chile no se comprometió una vez, sino casi una decena de veces desde 1920. Lo que parecía una roca en el camino, fue en realidad una gran oportunidad para que nuestro equipo jurídico reafirmase lo básico, el verdadero objeto de la controversia.
Le tocó a Akhaban responder lo evidente. No hay posibilidad alguna de entender torcidamente los compromisos chilenos. Con una sola de las cuentas del citado rosario es suficiente. Textualmente el compromiso firmado por Chile reza: Chile acepta iniciar una negociación con Bolivia para otorgarle una salida soberana al Océano Pacífico” ...pero fueron todos, no sólo uno lo que afirma ese compromiso inequívoco no cumplido.
Bolivia ha dado esta semana uno de los pasos más significativos de su historia internacional. Paso que le hace un homenaje a su pasado diplomático. Estos alegatos ante la máxima instancia jurídica del planeta, hubiesen sido imposibles sin el esfuerzo sostenido desde 1910 por presidentes, ministros y embajadores bolivianos, sin el esfuerzo de una cancillería que hizo un trabajo sostenido y paciente que construyó un sólido edificio, éste que ha permitido desarrollar la causa, alimentarla de argumentos y demostrar que esa diplomacia condujo a Chile a aceptar que había un tema pendiente y que el tratado no resolvió la cuestión vital de nuestra soberanía sobre el Pacífico. Es también producto de la valentía y convicción del Presidente del Estado y todo el equipo que, como parte de un esfuerzo nacional, ha dedicado lo mejor de sí desde 2011 hasta hoy para consolidar unos alegatos que nos permiten el sereno optimismo.
Cualquiera que sea el fallo de la CIJ –y nuestra convicción más íntima es que será favorable a Bolivia– el camino seguido hasta hoy nos permite, sin duda alguna, sentir la íntima satisfacción de formar parte de un equipo que creyó y cree en la solidez de nuestra causa y que espera actuar en el fondo de ella, cuyo meollo probado en esta fase, volverá a debatirse en La Haya en un futuro próximo.

El autor fue presidente de la República

sábado, 9 de mayo de 2015

Carlos Antonio publica en La Razón, crónica personal sobre "la arremetida de Chile" con pretensiones de desbaratar la límpida actuación de Bolivia replicando al vecino. crónica que complementa el informe que publicaremos, algo más formal y referido al acto de la Corte en La Haya.

La Razón (Edición Impresa) / Carlos Antonio Carrasco / La Haya
03:51 / 08 de mayo de 2015


El segundo turno de Chile en el litigio que enfrenta con Bolivia estuvo dominado subconscientemente por la inquietud de la súbita crisis de gabinete anunciada en la madrugada. Se observó que, esta vez, el destino chileno se confió plenamente a los abogados extranjeros que comenzaron con la palabra ponderada del inglés.
Samuel Wordsworth, cuya blanca peluca acompañaba el compás de su flemática oratoria en ligero contrapunto, cumplió el encargo de sus auspiciadores, tratando —con desgano— de martillar la idea que los documentos aludidos por Bolivia como “obligaciones paralelas” al Tratado de 1904, no eran tales puesto que no consignaban de manera expresa la negociación de un acceso soberano al Pacífico. Recorrió una a una las pruebas presentadas por Bolivia, remarcando que las conversaciones no resueltas no pueden sustituir “la santidad de los tratados”. Llegó a decir que Bolivia estaría “tirando argumentos como anzuelos al aire”, esperando que la Corte agarre alguno de ellos.
Le siguió en el atril su paisano Daniel Bethlehem, quien oficiosamente se prestó a responder la pregunta lanzada a Bolivia, por el también británico juez Christopher Greenwood acerca de “en qué fecha Bolivia mantiene que fue concluido un acuerdo para negociar un acceso soberano”. Sus precisas respuestas hacen presumir que ya las tenía preparadas antes que la interrogante fuese formulada. Sostuvo que ninguna de ellas podría considerarse como un pactum de contrhaendo. Además, restó valor a las numerosas resoluciones de la OEA, juzgando que éstas no tenían fuerza vinculante en las relaciones bilaterales.
El veterano profesor francés Pierre-Marie Dupuy recuperó sus bríos, notoriamente apagados en su primera presentación, para volver a referirse a la pregunta de marras, al afirmar que se ignora cuándo y dónde se concluyó la negociación para el acceso soberano. Tampoco se sabe —dijo— el decurso hacia la “fase de cristalización” de la misma. Fustigó, no sin sorna, el intento de Bolivia de desdoblamiento del Tratado de 1904, en “obligaciones paralelas”. Criticó la reserva boliviana al artículo 6° del Pacto de Bogotá y el levantamiento de su reserva tan solo dos semanas antes de presentar la demanda ante la CIJ.
Sorpresivamente, una figura asiática con manifiesto sobrepeso ocupó la tribuna: era el profesor coreano-americano Harold Koh, exconsejero jurídico del presidente estadounidense, Barack Obama. Su misión específica fue alarmar a la CIJ sobre las posibles funestas consecuencias que tendría un fallo que declare su competencia para juzgar este caso. Opinó por ubicar este tipo de diferendos en el ámbito diplomático y no apelar a comparecencia ante la Corte de las partes en conflicto. Advirtió que si la CIJ ignora el artículo 6°, Bolivia, que tuvo enfrentamientos con sus cuatro vecinos, se sentiría estimulada de revisar sus límites. Paralelamente —dijo— otros países podrían acudir a la CIJ con iguales propósitos, desestabilizando una arquitectura legal laboriosamente lograda en la región.
FINAL. Al terminar la agitada jornada, conversé amigablemente con este afamado jurista y le manifesté que dada su nacionalidad americana, uno tenía curiosidad por conocer cuál era su motivación para lanzar semejante amenaza. Su reacción fue lacónica: “No coments”. El agente Felipe Bulnes cerró el turno chileno, con frases corteses de circunstancia pero insistiendo en que la CIJ debería declararse incompetente.
Crisis chilena rebotó en la CIJ
Carlos Antonio Carrasco n La camaradería inevitable entre bolivianos y chilenos, ubicados en la sala de prensa del Palacio de la Paz, rompió el tedio de esperar la noticia entre bromas, recuento de anécdotas y conjeturas varias. Sin embargo, el inesperado despido de los ministros del gabinete chileno puso a la presidenta Michelle Bachelet al centro de las novedades del día. Heraldo Muñoz, un tambaleante canciller, se encerró en su suite del Hotel Hilton hasta aparecer en las puertas de la CIJ, frente a la nutrida batería de periodistas y camarógrafos chilenos, una vez que la diferencia horaria con Santiago le permitió asegurarse de la ratificación en su cargo. Luego, sonriente, enfrentó a las cámaras para soslayar la pregunta y decir que era la presidenta Bachelet quien decidiría de su destino.
AJETREOS. Cuando la televisión chilena buscó la opinión boliviana acerca de la crisis, respondí: “Si hay alguien que tiene pega asegurada por los próximos cinco años, ellos son Heraldo Muñoz y David Choquehuanca, porque no se cambia capitán del barco en plena travesía”. Con ello, obviamente implicaba que la Corte de La Haya, se declararía competente para conocer la demanda boliviana.
Tras este inicio ajetreado, se comunicó una inédita ordenanza que nos esperaba en el Palacio de la Paz: fotógrafos y camarógrafos, solo permanecerían diez minutos en sala y luego deberían desalojar el recinto y acomodarse en los jardines. ¿La razón no revelada? La masiva irrupción de los medios chilenos (35 periodistas y diez cadenas de televisión) abrumaba a la presencia boliviana y en equidad, la CIJ no deseaba esa asimetría injusta en su casa.

comentarios

jueves, 7 de mayo de 2015

desde la Plaza Murillo se viene alentando un triunfalismo barato por lo que está ocurriendo en La Haya. que hay patriotas republicanos que están mostrando sus argumentos frente a las falsas promesas de Chile es algo, pero de allí a tener mar...hay una larga distancia. no crear falsas ilusiones es una obligación ética.




Ni triunfalismo ni derrotismo
Mauricio Aira


Hace muy poco Marcelo Ostria Trigo tenido por sobrio y cauto, lo que demostró en su carrera diplomática, recomendaba cautela y mucha atención a las declaraciones con motivo de la proximidad de los alegatos entre Chile y Bolivia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Sus recomendaciones siguen siendo válidas, más ahora que se intenta cantar victoria antes de tiempo como si ya el mar se abriera para los barcos que estamos lejos de poseer. Tampoco podemos ser pesimistas ni escépticos, sino mantener el balance en nivel equidistante.

En otro escenario Carlos Mesa confiado en los juristas del equipo boliviano habló de imponerse Bolivia en esta primera etapa. Hay que ser serenos y responsables recomendaba sin embargo. Es un trabajo de varios años primero entre los expertos  y luego con los asesores que Bolivia contrató para las presentaciones, destacando que sí hubo "pulcritud, coherencia y seriedad extraordinaria". Desbaratar el intento chileno de descalificar a la CIJ como ente incapaz de atender la demanda boliviana parece haberse logrado, a sabiendas de la réplica que horas más lanzará Chile. Esta primera etapa parece estar vencida.

En todo caso, de lograrse que la Corte de La Haya atienda la demanda será un punto muy a favor de Bolivia y aún cuando toda la actuación podría terminar solamente en una recomendación de los jueces para que Chile y Bolivia se sienten a dialogar, sería asunto de una victoria moral. Una especie de condena al vecino por su negativa a otorgar un apoyo a la demanda de fondo que es obtener una salida soberana al mar.

Se necesita tener la sangre fría y la mente despejada para aceptar que no sucederá mucho más, de modo que las expresiones y actitudes triunfalistas del frente oficial no podrían prosperar ni ser realistas. Aquella actitud exagerada de seguridad y de superioridad sobre los demás, de los resultados de estas primeras actuaciones es simplemente "triunfalismo, manifestación pomposa y actitud indebida", que no debería tener lugar desde el Palacio Quemado, aplaudida por muchos, que se auto nominan patriotas no es cuerda, ni aconsejable.

Evidente que para muchos chilenos el error ha sido concurrir a La Haya, que ésto demuestra debilidad y que las consecuencias no se dejarán esperar. Ricardo Israel uno de sus expertos aventuró la sugerencia de abandonar la Corte y salirse del Pacto de Bogotá, habida cuenta que Chile "nunca va a entregar ese territorio". Reconoce que un fallo desfavorable de ninguna manera le daría la prerrogativa de reclamar el cobre o las ciudades que nombran  "Antofagasta, tierra hermosa, Mejillones, Tocopilla y El Palmar", aunque se entiende que Bolivia jamás renunciará a su causa. Ricardo Israel reprocha a los medios que "han sido cajas de resonancia oficialista creando expectativas que pueden no cumplirse, ya que duele mucho a las personas y a los países cuando llega la desilusión.

Carlos Mesa ha explicado a los periodistas, especialmente chilenos que suman varias decenas son ya muchos años que Chile ha ofrecido y prometido el acceso que Bolivia reclama. Ofrecimientos formales, solemnes si se quiere, de modo que no les queda otro recurso que insistir en que Bolivia pretende desconocer el Tratado de 1904 para descalificar a la Corte, dejar en fojas 0 la demanda y "aquí no ha pasado nada", por el contrario Bolivia respeta ese tratado y otros "que hacen a la arquitectura del Derecho basado en tratados y fronteras. Afirmación, algo peligrosa para un régimen autoritario en partes, decimos nosotros, y que no siempre en asuntos internos está apegado a la CPD, como la re-reelección del presidente y de su vice, aspecto que tarde o temprano será puesto en tela de juicio, tal lo ha prevenido el mismo vocero internacional.

Dejarlo en claro. Bolivia está en la Corte de Justicia reclamando la palabra de honor de Chile que en once oportunidades diferentes prometió atender este derecho, sin lugar a equívocos, de tal manera que La Haya pueda "obligar moralmente" a la Administración vecina a sentarse en una mesa y dialogar. Bolivianos y chilenos estamos verazmente interesados en convivir de modo pacífico, encaminados al progreso común en el marco de la justicia internacional y de reparar el daño inferido aquel 14 de febrero de 1879 con el asalto a las costas bolivianas.