Es de esperar que el Primer Mandatario mantenga su posición original e impida que se haga mal uso de esta importante estrategia marítima. Si este es el caso, debería pronunciarse sobre lo dicho por el Vicepresidente
Parece que es oportuno recordar la exhortación que ha hecho en forma reiterativa el Presidente del Estado para que no se utilice el tema de la estrategia adoptada por el gobierno para obligar a Chile a negociar una salida soberana al océano Pacífico, con fines de política interna. Salvo alguna excepción de algunos funcionarios de su gobierno ansiosos por “aparecer en la fotografía” y un dislate cometido por algún excandidato presidencial, tanto el propio mandatario como los operadores políticos han aceptado ese pedido, lo que ha ayudado, sin duda, a que haya un alineamiento masivo detrás de la estrategia que tiene muy pocos precedentes en la vida del país.
Sin embargo, el Vicepresidente del Estado ha desoído esa exhortación al declarar en forma sorpresiva que la estrategia del gobierno será exitosa sólo si la conduce hasta su fin el Presidente del Estado, lo que incluye, si es necesario, su tercera reelección consecutiva.
Se trata de una desatinada declaración en momentos en que el proceso que se sigue ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se encuentra en una etapa delicada. Y la declaración vicepresidencial puede dar pie a que en Chile sus autoridades ataquen la estrategia del país tratando de deslegitimarla con el argumento de que ésta sólo responde a intereses sectarios de política interna, como, lamentablemente sucedió en otros procesos de negociación.
En ese marco, conviene recordar la experiencia de la dictadura banzerista. Con el padrinazgo de la dictadura brasileña, los entonces dictadores de Bolivia y Chile decidieron reanudar relaciones diplomáticas e impulsar un proceso de negociación con miras a que Bolivia obtenga una franja soberana de acceso al océano Pacífico. En ese contexto, el gobierno de entonces convocó a un encuentro de “notables” en Cochabamba para hablar sobre el tema y manipular para que a su conclusión de emita un manifiesto de apoyo a la negociación y pedir a las Fuerzas Armadas mantenerse en el poder bajo la conducción del general Hugo Banzer Suárez hasta la conclusión de las negociaciones, porque esa sería la única manera de que aquélla sea exitosa.
Los verdaderos notables de ese encuentro no aceptaron la maniobra, y el costo fue su inmediato exilio cuando se trataba de dirigentes políticos y acoso a quienes no lo eran. Como cuenta la historia, la negociación terminó en un fracaso y nuevamente, por interés político del dictador, se rompieron las relaciones diplomáticas y se dejó espacio para que Chile se muestre como un país dispuesto a negociar frente a unas autoridades bolivianas que defendían sus intereses sectarios.
Es de esperar que el Primer Mandatario mantenga su posición original e impida que se haga mal uso de esta importante estrategia marítima. Si este es el caso, debería pronunciarse sobre lo dicho por el Vicepresidente (y que ya ha recibido el apoyo de algunos dirigentes de tercer nivel del MAS), dando una clara señal de que esta estrategia seguirá siendo considerada por encima de los intereses político-sectarios.
Siempre es conveniente recordar la historia, pero hacerlo para aprender de ella.
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