Ni triunfalismo ni
derrotismo
Mauricio
Aira
Hace muy poco
Marcelo Ostria Trigo tenido por sobrio y cauto, lo que demostró en su carrera
diplomática, recomendaba cautela y mucha atención a las declaraciones con
motivo de la proximidad de los alegatos entre Chile y Bolivia en la Corte
Internacional de Justicia de La Haya. Sus recomendaciones siguen siendo
válidas, más ahora que se intenta cantar victoria antes de tiempo como si ya el
mar se abriera para los barcos que estamos lejos de poseer. Tampoco podemos ser pesimistas ni escépticos, sino
mantener el balance en nivel equidistante.
En otro escenario Carlos Mesa
confiado en los juristas del equipo boliviano habló de imponerse Bolivia en
esta primera etapa. Hay que ser serenos y responsables recomendaba sin embargo.
Es un trabajo de varios años primero entre los expertos y luego con los asesores que Bolivia contrató
para las presentaciones, destacando que sí hubo "pulcritud, coherencia y
seriedad extraordinaria". Desbaratar el intento chileno de descalificar a
la CIJ como ente incapaz de atender la demanda boliviana parece haberse
logrado, a sabiendas de la réplica que horas más lanzará Chile. Esta primera
etapa parece estar vencida.
En todo caso, de lograrse que la
Corte de La Haya atienda la demanda será un punto muy a favor de Bolivia y aún
cuando toda la actuación podría terminar solamente en una recomendación de los
jueces para que Chile y Bolivia se sienten a dialogar, sería asunto de una
victoria moral. Una especie de condena al vecino por su negativa a otorgar un
apoyo a la demanda de fondo que es obtener una salida soberana al mar.
Se necesita tener la sangre fría y
la mente despejada para aceptar que no sucederá mucho más, de modo que las
expresiones y actitudes triunfalistas del frente oficial no podrían prosperar
ni ser realistas. Aquella actitud exagerada de seguridad y de superioridad
sobre los demás, de los resultados de estas primeras actuaciones es simplemente
"triunfalismo, manifestación pomposa y actitud indebida", que no
debería tener lugar desde el Palacio Quemado, aplaudida por muchos, que se auto
nominan patriotas no es cuerda, ni aconsejable.
Evidente que para muchos chilenos
el error ha sido concurrir a La Haya, que ésto demuestra debilidad y que las
consecuencias no se dejarán esperar. Ricardo Israel uno de sus expertos
aventuró la sugerencia de abandonar la Corte y salirse del Pacto de Bogotá,
habida cuenta que Chile "nunca va a entregar ese territorio".
Reconoce que un fallo desfavorable de ninguna manera le daría la prerrogativa
de reclamar el cobre o las ciudades que nombran "Antofagasta, tierra hermosa, Mejillones,
Tocopilla y El Palmar", aunque se entiende que Bolivia jamás renunciará a
su causa. Ricardo Israel reprocha a los medios que "han sido cajas de
resonancia oficialista creando expectativas que pueden no cumplirse, ya que
duele mucho a las personas y a los países cuando llega la desilusión.
Carlos Mesa ha explicado a los
periodistas, especialmente chilenos que suman varias decenas son ya muchos años
que Chile ha ofrecido y prometido el acceso que Bolivia reclama. Ofrecimientos
formales, solemnes si se quiere, de modo que no les queda otro recurso que
insistir en que Bolivia pretende desconocer el Tratado de 1904 para
descalificar a la Corte, dejar en fojas 0 la demanda y "aquí no ha pasado
nada", por el contrario Bolivia respeta ese tratado y otros "que hacen
a la arquitectura del Derecho basado en tratados y fronteras. Afirmación, algo
peligrosa para un régimen autoritario en partes, decimos nosotros, y que no
siempre en asuntos internos está apegado a la CPD, como la re-reelección del
presidente y de su vice, aspecto que tarde o temprano será puesto en tela de
juicio, tal lo ha prevenido el mismo vocero internacional.
Dejarlo en claro. Bolivia está en
la Corte de Justicia reclamando la palabra de honor de Chile que en once
oportunidades diferentes prometió atender este derecho, sin lugar a equívocos,
de tal manera que La Haya pueda "obligar moralmente" a la
Administración vecina a sentarse en una mesa y dialogar. Bolivianos y chilenos
estamos verazmente interesados en convivir de modo pacífico, encaminados al
progreso común en el marco de la justicia internacional y de reparar el daño
inferido aquel 14 de febrero de 1879 con el asalto a las costas bolivianas.
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