En el Colegio Militar el despierto era a las cinco y toalla en mano, los ‘mostrencos’ trotábamos en la gélida mañana hasta la piscina, subíamos al altísimo trampolín y gritando ¡Viva Bolivia!, a veces rompíamos hielo al sumergirnos y salir morados de frío. Ninguno se ahogaba, porque los brigadieres habían formado media docena de benianos (sí, ésos que nadan de lado para pelear la corriente del río), como salvavidas de aquellos –altiplánicos quizá- que se hundían y eran sacados boqueando del agua helada, a veces con alguna rana engarzada en su hirsuto corte militar de pelo.
¿Será que algún ex milico entre los poderosos de turno pasó aquella ordalía? Declaró que con los 7.000 millones de dólares de préstamo chino que habrá que pagar, financiarían el corredor Villa Tunari-Trinidad-Cobija, atravesando el Tipnis como lanzazo de sur a norte. Es el llamado corredor del medio, adyacente al río Mamoré. Virrey de la pampa que quizá es y enamorado del Beni que confesó ser, cavilé que en aula de geografía en Irpavi quizá se dormía por alguna ‘chocolateada’ nocturna con que castigaban a veces volubles faltas.
Porque el Beni, y Bolivia, ya tienen su corredor del medio. Se llama Hidrovía Ichilo-Mamoré y es el Rin boliviano, no me canso de repetir. Es el transporte más barato del mundo: por agua. Al sur empieza en Puerto Villarroel, llega a Trinidad, pasa por Santa Ana (una ‘vueltinga’ a la izquierda por el río Yacuma) y llega a Guayará. La Guayaramerín nuestra, que en la banda del frente se llama Guajará-Mirim, que ‘mirim’ quiere decir río en alguna lengua indígena, sin que la hayan insertado en su Constitución.
Más de mil kilómetros de río navegable que remataría en esclusas que remontarían las cachuelas, adyacentes a las represas hidroeléctricas del río Madeira, dos brasileñas en construcción y una binacional aguas abajo de Guayará. Llevarían al Atlántico por el río-mar, el Amazonas. Esto sería cosa de ingenieros, si no se opusiese un ridículo pachamamismo que grita ¡lobo! por el anegamiento de embalses y su impacto medioambiental, y se hace al opa con sábalos envenenados en el río Pilcomayo por derrame de minas, o con una central nuclear vecina a un área densamente poblada en La Paz.
¿Es que faltan proyectos por hacer en Bolivia? No, señor. La Hidrovía Ichilo-Mamoré con acceso al mar requiere de tres instalaciones portuarias mayores: Puerto Villarroel, Trinidad y Guayaramerín. Hoy el Mutún sin energía solo sirve para exportar piedras a la acería paraguaya de hierro. ¿Qué el gas natural no elevaría el calor necesario para fabricar acero?; cosa de ingenieros que si Paraguay lo ha resuelto, ¿por qué no Bolivia? En el préstamo chino está previsto el tren a la Punta Man Césped, que debería empezar en una terminal de carga a los vagones en Mutún. ¿Por qué no financian las instalaciones portuarias en Puerto Busch? Con la venia brasileña, ¿qué tal dragar el canal Tamengo para que Puerto Suárez sea algo más que encoste de canoas y lanchas?
¿Es que faltan proyectos por hacer en Bolivia? No, señor. La Hidrovía Ichilo-Mamoré con acceso al mar requiere de tres instalaciones portuarias mayores: Puerto Villarroel, Trinidad y Guayaramerín. Hoy el Mutún sin energía solo sirve para exportar piedras a la acería paraguaya de hierro. ¿Qué el gas natural no elevaría el calor necesario para fabricar acero?; cosa de ingenieros que si Paraguay lo ha resuelto, ¿por qué no Bolivia? En el préstamo chino está previsto el tren a la Punta Man Césped, que debería empezar en una terminal de carga a los vagones en Mutún. ¿Por qué no financian las instalaciones portuarias en Puerto Busch? Con la venia brasileña, ¿qué tal dragar el canal Tamengo para que Puerto Suárez sea algo más que encoste de canoas y lanchas?
La concesión peruana en Ilo es un proyecto que junta al charlatán con el ladino. El uno es Bolivia, que en cuatro lustros no invirtió ni utilizó el mar salvo para remojar patas. El otro es Perú, que mira de palco el tire y afloje entre Chile y nuestro país. Porque el Tratado de 1929 va más allá de que Chile puso el candado y que Perú guarda la llave de nuestro enclaustramiento. Perú tiene derechos en el muelle a su servicio en Arica de acuerdo a la cláusula 5° de dicho Tratado, con autonomía migratoria, administrativa, operativa, laboral, aduanera y sanitaria. Puede transitar cualquier tipo de mercadería, incluido armamento. Más aún, el FF.CC Arica-Tacna es peruano, administrado por el Gobierno Regional de Tacna, con amplios derechos a perpetuidad de servidumbre en la parte que dicha línea férrea atraviesa territorio chileno.
O sea que ganada la primera fase en la Corte Internacional de La Haya (CIJ), quedan una o dos con Chile, y recién después negociar con Perú, que naturalmente se opondría si un corredor boliviano al norte de Arica afectase sus derechos en el muelle y el FF.CC Arica-Tacna. Entonces, ¿a qué tanto cantar victoria antes de la gloria? Mejor haría Bolivia si “callaru nomás” negociara con Perú el usufructo parcial del muelle peruano en Arica. Mirar a Tacna y también a Ilo. Finalmente, negociar con Chile en territorio que antes fuera boliviano los derechos que Perú obtuvo en Arica en 1929. Digamos en Cobija o la caleta Vítor. Ahí hay mucho que invertir del crédito chino.
Dos obstáculos de oponen a meter un poco de aire fresco a la pesada atmósfera del crédito chino. Uno es el proverbial jingoísmo de la plebe boliviana, que siendo ignorante en estos temas se traga carnada, anzuelo y ‘liñada’ de la propaganda gubernamental. Dos, pareciera que los proyectos camineros, antes brasileños y hoy chinos porque monta y manda el que pone la plata, se ponderan de acuerdo a cuánto de “coimisión” se obtendría. Una tercera opción, ilusa, sería seguir el ejemplo chileno: destinar el 93 por ciento de los ingresos del gas a comprar fierros para las Fuerzas Armadas, que así dicen que hace nuestro cancerbero con los recursos del cobre, aún en tiempos de crisis.
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