No se equivoque el lector pensando que soy tan ingenuo como para creer que luego de la demanda boliviana ante la Corte de La Haya vamos a tener una salida soberana al océano Pacífico. Nada de eso. El fallo, si nos favorece, no obligará a Chile a darnos mar, sino a negociar con Bolivia, lo que está bien pero ya es un cuento viejo y truncado en una decena de oportunidades. Si el fallo es desfavorable, mejor ni suponerlo.
Los que van a ir de La Haya al Pacífico son los chilenos y peruanos. Sea cual sea la decisión de la Corte, Perú y Chile se han comprometido a acatarla. Sin sombra alguna de belicosidad, desde hace mucho que ambos vecinos están preparándose para lo que venga, y los dos Estados están señalando, con su actitud, el comportamiento que tendrán sus pueblos. La intensificación del comercio bilateral y el crecimiento recíproco de sus inversiones de uno y otro lado muestra que La Haya es algo muy importante, pero más importante aún para ellos es la buena vecindad. Finalmente –como en el caso de Bolivia– los antiguos adversarios tendrán que vivir juntos hasta el final de los siglos.
¿Por qué de La Haya al Pacífico? Pues porque Perú y Chile, junto con Colombia y México, forman parte de la Alianza del Pacífico, un ambicioso e inteligente emprendimiento de integración comercial con muchas naciones asiáticas desarrolladas que están al otro lado del océano, donde se destaca la inmensa presencia de China. Es la alianza criticada por la diplomacia boliviana y a la que su excelencia califica de imperialista, capitalista y colonialista. Es la alianza que ha provocado celos en su excelencia al extremo de llegar a la impertinencia de exigir a Chile –a la presidenta electa Michelle Bachelet– que se retire si se considera socialista.
Pues ni Perú ni Chile –menos México y Colombia– necesitan estar atacando a EEUU ni al capitalismo occidental para hacer grandes negocios con China. México es uno de los principales socios comerciales de EEUU al ser miembro del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta, por sus siglas en inglés). Los otros tres no solo tienen tratados de libre comercio con EEUU, sino, además, con la Unión Europea. Esta Alianza del Pacífico sabe que es mejor comerciar con los grandes bloques donde obtendrá beneficios y sobrepone el interés de sus pueblos al capricho de un presidente pasajero.
Chile no se integrará a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) porque en el Caribe sus negocios serían ridículos. Perú tampoco. Bolivia se quedará indignada vendiendo ponchos de alpaca a quienes los compren con 35 ºC de calor.
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