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viernes, 31 de marzo de 2017

agrupa algunos textos Pedro Shimose en su "sed de mar" y los critica a su manera, recordándonos los dias en torno del 23 de marzo que proliferan las refrencias al conflicto vivido con Chile.

Un carajazo recorre Bolivia cada 23 de marzo y la brisa nos trae, desde el Pacífico, reminiscencias marinas con olor a guano y salitre. Han pasado 138 años y aún nos duelen la Retirada de Camarones, el desastre de San Francisco y la deriva por el desierto de Atacama de nuestra Quinta División fantasma. Así perdimos la guerra, por puro ‘despiste’, incluido el incomprensible fallo informativo de la invasión chilena de Antofagasta (14.02.1879). Ya se ha descartado, por falsa, la ocultación de la noticia por el presidente Hilarión Daza, en días de Carnaval. (Véase el artículo Cuentitos carnavalescos, del periodista Juan José Toro Montoya / Los Tiempos, 12.02.2015). 

A partir del gasolinazo de García Linera que hizo temblar los cimientos de Palacio Quemado, en 2010, Evo Morales se ha vuelto patriotero como los presidentes ‘neoliberales’ que le precedieron. Se ha empeñado en recuperar el mar en la Corte de La Haya, pero lo único que conseguirá –si todo sale bien– será una amable invitación al diálogo entre Chile y Bolivia, “diálogo de buena fe” y al calor de un mate de coca de Chapare. En ese hipotético encuentro hablaríamos de todo, menos de lo que nos importa. ¿Hablaríamos? La verdad es que, rotas nuestras relaciones diplomáticas con Chile, en 1963, es difícil que Chile acepte dialogar con Bolivia al embate de las olas de insultos y altercados fronterizos de por medio. La Haya o no La Haya, Chile seguirá mareando la perdiz y protegiendo sus intereses. 

En estos días se han publicado variaciones sobre el mismo tema: Las mentiras de Chile (EL DEBER, 23.03.17), artículo firmado por Juan José Toro Montoya, y Mediterraneidad mental (EL DEBER, 24.03.17), por Alfonso Cortez. La crítica de Toro Montoya al canciller chileno, Heraldo Muñoz, me parece apropiada pero errónea, porque reduce la política internacional de Chile a coyunturas de partido o a caprichos dictatoriales. Chile no funciona así. Las cuestiones de Estado no se modifican con los cambios de Gobierno, tal como ocurre en Bolivia, donde la política exterior depende del humor de cada presidente o de crisis políticas internas. En 2007, Evo Morales no hablaba de recuperar el mar perdido mientras piropeaba a su ‘hermana’ Bachelet. Aún resuenan los “¡Viva Chile!” de los ponchos rojos al desfilar por las calles de Santiago. En cuanto a la ofensa racista del almirante Merino (+), en tiempos de Pinochet, ellas siguen siendo inadmisibles y Toro Montoya hace bien en recordárnosla.

El comentario de Alfonso Cortez es interesante. Solo cabe una observación. Bolivia no puede “seguir el ejemplo y vocación de Panamá… como un país de tránsito”, porque no somos Panamá ni tenemos canal interoceánico. A Panamá le sobra mar y a nosotros nos falta. ¿La solución aérea por Viru Viru sería rentable? // Madrid, 31.03.2017. 

miércoles, 29 de marzo de 2017

El Dia con toda razón previene de mantenerse fiel a la línea de La Haya, así la alusión de Remy Ferreira a Eduardo Abaroa en un denuesto en contra de Chile, El Dia considera "un grito de guerra de lo más insulso", cuando lo aconsejable es mantener la serenidad como aconsejó Rodríguez Veltzé.


Mantener el rumbo de La Haya

Los bolivianos han apoyado sin retaceos y con mucha generosidad la demanda presentada por el Gobierno ante los tribunales de La Haya. Es una de las pocas medidas adoptadas por el régimen que ha gozado de pleno consenso, pues se trata de una decisión muy bien pensada, que ha contado con el aporte de personalidades de primer nivel, expertos, exmandatarios y también el apoyo de juristas de talla internacional que asesoran al equipo nacional que está al frente de la estrategia, inédita en la larga y penosa historia que empezó en 1879.

No hay que olvidar la esencia de ese reclamo presentado ante la máxima instancia judicial de la ONU y que consiste en pedir que la comunidad internacional obligue a Chile a sentarse a negociar con Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico. El pedido utiliza como argumentos algunos compromisos exteriorizados por la diplomacia chilena en diferentes ocasiones y que han dejado sentado que el país vecino tiene una deuda pendiente con nuestro país. Pese a ello, la negativa de Santiago es firme, se escuda en el Tratado de 1904 y en último caso, opta por apelar a maniobras y especialmente a la hostilidad.

En resumen, Bolivia se ha inclinado por la vía más civilizada, por el camino de la ley y la diplomacia, en tanto que Chile prefiere la confrontación, una ruta que siempre le ha sido más útil y efectiva y que le ha servido para ganarse una reputación nada honorable en el continente. Es más, los bolivianos no tenemos una mejor opción, porque jamás nos ha ido bien con en la guerra; las hemos perdido todas; nuestros vecinos nos han mutilado y no solo por la pobreza y la debilidad que siempre nos han acompañado, sino por la desorganización, los errores y la falta de coherencia de los líderes que a su turno han tomado decisiones desacertadas, motivadas por impulsos y circunstancias políticas que han sido oportunamente aprovechadas por el enemigo externo.

Hoy que la situación política es adversa tanto para los gobernantes chilenos, como los bolivianos, los primeros, obviamente apelan al mar como “caballito de batalla” y lo hacen como mejor saben, generando un conflicto limítrofe y en su afán arrastran a su juego a los nuestros, que naturalmente tratan de subsanar el déficit de confianza de la opinión pública con una belicosidad que le hace daño al proceso de La Haya y que podría generar un efecto bumerang a la hora de cohesionar a la población y recuperar el apoyo popular.

Bolivia está invocando la legalidad, está apelando al respeto a los derechos humanos y por supuesto, reclama el camino diplomático para solucionar el conflicto generado a raíz de la detención de nueve funcionarios bolivianos en la frontera con Chile. En ese sentido, suena altisonante lanzar arengas chauvinistas, incitar a la población a asumir conductas antichilenas y mucho más, hacer estallar un grito de guerra de lo más insulso, que más que emular a un héroe de guerra, hace referencia a los gritos de la viuda de un viejo programa de televisión. Por actitudes como ésta, la historia de nuestro país está llena de sinsabores.

Suena altisonante lanzar arengas chauvinistas, incitar a la población a asumir conductas antichilenas y mucho más, hacer estallar un grito de guerra de lo más insulso, que más que emular a un héroe de guerra, hace referencia a los gritos de la viuda de un viejo programa de televisión. Por actitudes como ésta, la historia de nuestro país está llena de sinsabores.

domingo, 26 de marzo de 2017

Gastón Cornejo siempre genial, nos revela que la Presidenta Bachellet estuvo casada con un boliviano de Quillacollo de apellido Dávalos con quién tuvo dos hijos, uno "Sebastián Dávalos Bachellet hoy procesado por corrupción" una anécdota de cuando era estudiante en Santiago y "el contrabando".


LA ADUANA - LA BACHELET

Folklorismos nacionalistas - diría yo - cuando en el fondo de la olla de presión se cocinan ingredientes de mal sabor, atizando el odio ancestral de Portales, Baquedano y Sotomayor.

En el entredicho en la frontera debemos dar crédito a la afirmación oficial de que los aduaneros fueron capturados cuando decomisaban camiones de contrabando chileno. Pregunta Carlos Valverde ¿Qué de su equipo GPS? ¿Por qué se demoran Chile y Bolivia en presentar pruebas? ¿No se habrán puesto de acuerdo para enderezar su postura declinante?

La presidente de Chile asegura que son bolivianos delincuentes que pretendían robar nueve camiones en su territorio; eso es el colmo de la  desvergüenza. Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral, saldrían por nuestros fueros y, la harían callar. De nuestra parte, se impone una defensa inmediata ante organismos internacionales de derechos humanos en aras del respeto a la dignidad nacional.

¿Y si fuera cierto? … entonces, a pedir ls disculpas necesarias y con toda humildad. Esta situación me recordó una experiencia personal. Universitario retornaba a la patria en el FC Antofagasta-Oruro, en tercera clase y perdido entre polleras abrigadoras. En la frontera de Uyuni, a media noche, pasaban los aduaneros bolsa en mano solicitando coima. Me llamó la atención el reclamo de muchos pasajeros que entregaban zapatos, discos, relojes; se trataba de contrabandistas consuetudinarios. Alguien se quejó porque había regalado ropa el mes pasado.  A mi turno, molesto, dije que era estudiante y que no tenía mercadería alguna para calmar el apetito aduanero. Horas más tarde, los agentes oficiales de la Aduana Nacional dirigieron su investigación a mi equipaje, exigían muestre el contenido de mi única maleta cuasi vacía. Rechacé la orden negándome a abrirla. La situación concluyó en forcejeos y amenazas. Gané en la pulseada y prometí denunciarlos al llegar a Oruro, no hubo a quién. Luego de medio siglo, ante una situación que se repite, similar y de altísimo costo, tampoco puedo cumplir mi amenaza. En cambio, cuando adquirí una colcha de vicuña para abrigar la osamenta del frío invierno santiaguino, la aduana chilena no permitió su ingreso pero la guardaron varios meses; al retorno me fue devuelta con absoluta honestidad. Esa fue la diferencia de moralidad entre funcionarios de los dos países. El camión que cruzaba por otra ruta ajena a Tambo Quemado llevaba contrabando delincuencial, como sucedió en Pando.

Bachelet, la dama del improperio respira por la herida. Divorciada de un boliviano nacido en Quillacollo de apellido “Dávalos”, con quien tuvo dos hijos; uno de los cuales, Sebastián, se encuentra en proceso por corrupción y tráfico de influencias, comprometió a su señora madre, a su esposa  y a su hermanita.

Existía un gran poeta chileno, Fernando Alegría, que escribió el hermoso poema ¡Viva Chile Mierda! La palabra allí tiene una connotación natural, peyorativa en Bolivia. La mandataria, a quien visité una mañana, me recibió cordialmente con gesto americano, ahora tiene la enfermedad mental del olvido familiar, el Alzhéimer político, olvidó que por la sangre de sus hijos corre sangre boliviana. Pensando en Eulogio Dávalos Llanos, primo hermano del procesado, también nacido en Chile pero esencialmente boliviano y considerado hermano mío, pensando en los compatriotas retenidos, yo exclamo al oído de su excelencia: ¡Viva Bolivia M…!

Gastón Cornejo Bascopé

Cochabamba, marzo 2017

 

 

He aquí una descripción poética de Chile en versos del poeta Fernando Alegría. Escritor, crítico literario y diplomático chileno.  1918-2005.

 



Libros: Allende- Caballo de copas. Lautaro

 

 

 

 


 

¡Viva Chile Mierda!

(Letra: Fernando Alegría , Música: O. Pérez Freire)

 

Cuando al alba sale el huaso a destapar estrellas
y, mojado de rocío, enciende el fuego en sus espuelas
cuando el caballo colorado salta la barra del mar
y se estremece el lago con una lenta bruma de patos,
cuando cae el recio alerce y en sus ramas cae el cielo:
digo con nostalgia ¡VIVA CHILE MIERDA!

Cuando el buzo ilumina su escafandra
y las ballenas se acercan a mamar en el vientre de las lanchas
cuando cae al fondo del océano la osamenta de la patria
y como vaca muerta la arrastra la ola milenaria
cuando explota el carbón y se enciende la Antártida:
digo, pensativo, ¡VIVA CHILE MIERDA!

Cuando se viene el invierno flotando en el Mapocho
como un muerto atado con alambres, con flores y con tarros
y lo lamen los perros y se aleja embalsamado de gatos
cuando se lleva un niño y otro niño dormidos en su escarcha
y se va revolviendo sus grises ataúdes de saco:
digo enfurecido ¡VIVA CHILE MIERDA!



cuando en noche de luna crece una población callampa
cuando se cae una escuela y se apaga una fábrica
cuando fallece un puerto en el Norte y con arena lo tapan
cuando Santiago se apesta y se oxidan sus blancas plazas
cuando se jubila el vino y las viudas empeñan sus casas:
digo cabizbajo ¡VIVA CHILE MIERDA!

Me. pregunto de repente y asombrado, por qué
diré Viva Chile Mierda y no Mier... mosa Patria?

quizás en mi ignorancia repito el eco de otro eco:


¡Viva! dice el roto con la pepa de oro entre los dedos
¡Chile! dice el viento al verde cielo de los ebrios valles
¡Mierda! responde el sapo a la vieja bruja de Talagante


¿Qué problema tan profundo se esconde en las líneas de mi mano? ¿Es mi país una ilusión que me sigue como la sombra al perro? ¿No hay Viva entre nosotros sin su Mierda, compañeros?

la una para el esclavo, la otra para el encomendero
la una para el que explota salitre, cobre, carbón, ganado
la otra para el que vive su muerte subterránea de minero.

Y como penamos y vivimos en pequeña faja de abismo
frente al vacío alguien gritó la maldición primero.

¿Fue un soldado, herido en la batalla de Rancagua?
¿Fue un marino en Angamos? ¿Un cabo en Cancha Rayada?
¿Fue un huelguista en La Coruña? ¿Un puño cerrado en San Gregorio?
¿O un pascuense desangrándose en la noche de sus playas?

¿No cantó el payador su soledad a lo divino
y a lo humano se ahorcó con cuerdas de guitarra?
¿No siguió al Santísimo a caballo y a cuchillás mantuvo al diablo a raya?

¡Ah!, qué empresa tan gigante para destino tan menguado.
Entre nieve y mar, con toda el alma, nos damos contra un rumbo ya tapiado,

por consecuencia, en la mañana cuando Dios nos desconoce,
cuando alzado a medianoche nos sacude un terremoto,
cuando el mar saquea nuestras casas y se esconde entre los bosques,
cuando Chile ya no puede estar seguro de sus mapas
y cantamos, como un gallo que ha de picar el sol en pedazos,
digo, con firmeza, ¡VIVA CHILE MIERDA!

Y lo que digo es un grito de combate
oración sin fin, voz de partida, fiero acicate
espuelazo sangriento con las riendas al aire
galopón del potro chileno a través de las edades
es crujido de capas terrestres, anillo de fuego,
vieja ola azul de claros témpanos pujantes.

País - Pájaro, raíz vegetal, rincón donde el mundo se cierra,
quien lo grite no tendrá paz, caerá para seguir adelante.

Y porque de isla en isla, del mar a la cordillera,
de una soledad a otra, como de una estrella a otra estrella,
nos irá aullando en los oídos la sentencia de la tierra:
digo, finalmente, ¡VIVA CHILE MIERDA!

…………………………………………………………

 

CONFESIÓN DE ANTIGUA Y PERMANENTE QUERENCIA

 

Oh, cuánta sustancia poética emerge del alma de Fernando Alegría en su consagrado poema.

 

En la alegre juventud, estudiante de medicina, visitaba el cerro negro en Santiago a cuyos pies vivían la gente miserable entre calaminas y raídas arpilleras. Allí atendía a los callampas en las poblaciones subhumanas, fumigando a los niños con gamexano de su sarna colegial.  Entonces aprendí la significación de la pobreza, también la belleza de la poesía expresiva de Fernando Alegría y Pablo Neruda, el mensaje pictórico de Venturelli y el compromiso social de Luis Emilio Recabarren.

 

Logré esculpir en mi interioridad la adhesión cultural que secundó mi admiración y el amor genuino al pueblo de Chile. Recité sus poesías.

 

Médico, entregué mi profesión a los mineros de Tal Tal, en el norte grande de Elías Lafferte. Seguí recitando a Pablo, a Fernando, a Gabriela, mientras angustiado amputaba miembros malheridos, triturados por los vagones del tren salitrero en la pampa.

 

Asistí con unción de poeta comunista a la exhumación de Pablo y  de Matilde y, en su honor, recité emocionado Patria, mi Patria, frente al mar de Isla Negra.

 

 Seis decenios distante de sus playas cual hijo pródigo vuelve mi corazón a sus raíces,  el sentimiento permanece intocable.

En el Senado me cupo asistir a la Agenda de los 13 puntos. Mar para Bolivia con soberanía. El bofedal del Silala. Compartí diálogo fraternal con mis pares chilenos.

 

Mas el alma herida con la historia del 79, sangra, sin jamás restañarse.

 

Con el mismo ritmo y la entonación de antaño, vuelvo a recitar ¡VIVA CHILE MIERDA! Y el amor a la tierra y al pueblo de Pablo, de Gabriela, de Vicente y de Fernando, renace con toda la nostálgica espiritualidad y la vibración sensible del cultivado afecto.

 

Gastón Cornejo Bascopé

Marzo 2017

 

jueves, 23 de marzo de 2017

espíritu de cuerpo entre los expresidentes para coadyuvar con Morales en la vocería de la demanda ante Chile, por medio de la Corte Internacional. así lo refleja esta nota de EJU.TV

La fase oral obligará a que las vocerías se reactiven luego de un arduo trabajo jurídico en la demanda marítima. Luego de que Chile entregue su dúplica — que tiene fecha límite el 21 de septiembre— Bolivia tendrá un nuevo plan mediático para enfrentar la última etapa del proceso. Y en este diseño ingresan los expresidentes como portavoces.

Carlos Mesa habló con Evo Morales en el último tiempo sobre el tema marítimo y proyectaron una nueva estrategia comunicacional, que será diseñada junto con el equipo. Este plan será ejecutado luego de que Chile entregue su dúplica, o sea, en la fase oral del juicio.

Al respecto, el presidente del Senado, José Gonzales, consideró un aporte “riquísimo” el de Carlos Mesa y el de otros expresidentes a la demanda marítima y aseguró que el plan comunicacional será ejecutado en el exterior en coordinación con el equipo jurídico.
Mesa reveló, en entrevista con EL DEBER, que se reunió con Morales en este último tiempo y señaló que se abordaron temas relaciones con la campaña marítima.    


Trabajo en equipo
Mientras, el expresidente Jaime Paz Zamora consideró que el trabajo se lo debe realizar “ahora, antes de que termine el juicio”. El exmandatario aún no se reunió con el jefe de Estado, Evo Morales, pero está dispuesto a ayudar en el plan mediático.

La misma situación la tienen los expresidentes Jorge Quiroga y Guido Vildoso, quienes esperan el llamado de Morales para coadyuvar al proceso.

“Se habló algo cuando nos reunimos con (Eduardo) Rodríguez Veltzé y el abogado (Antonio) Remiro Brotons. Tenemos que tener un nuevo plan comunicacional, pero sobre todo tenemos que mirar luego de La Haya, ya que la Corte Internacional de Justicia no nos dará el mar, el mar lo tendremos luego de las gestiones exitosas que podamos realizar después del fallo”, declaró Jaime Paz Zamora 

miércoles, 22 de marzo de 2017

además de Los Tiempos, El Deber de Santa Cruz se refiere a los incidentes en la frontera y la detención de dos militares y 9 empleados de la Aduana en Chile.


Grave incidente fronterizo

La detención de dos militares y siete miembros de la Aduana Nacional a manos de la Policía de Carabineros de Chile ha desencadenado un conflicto bilateral de alta tensión, que esperamos se pueda resolver por la vía del diálogo y el respeto a las normas internacionales. Dos versiones están sobre la mesa. El Gobierno boliviano asegura que el comando militar y aduanero realizaba tareas en territorio boliviano para impedir el ingreso de contrabandistas que intentaban evadir las normas aduaneros. En cambio, el Ejecutivo chileno señala que los militares y aduaneros bolivianos ingresaron en territorio chileno y cometieron graves delitos vinculados con el robo de un camión con mercadería y el intento de asalto a otros nueve camiones.

El hecho ocurrió, según la versión chilena, en el sector de Panavinto, en la región norteña de Tarapacá, a unos 2.000 kilómetros al noreste Santiago. El caso es que Carabineros de Chile procedió a la aprehensión de dos militares y siete aduaneros que todavía permanecen detenidos en una comisaría de Colchane, cuya situación jurídica se definirá hoy. 


Esta no es la primera vez que estalla un conflicto bilateral por la detención de personal militar boliviano. En 2011 y 2014, soldados del Ejército fueron privados de su libertad bajo el mismo argumento, que habían invadido territorio extranjero. El caso exige una investigación imparcial que permita saber cuál de las dos partes dice la verdad y en qué circunstancias se da la detención de ciudadanos bolivianos a fin de ver si se han cometido abusos que violan el Derecho Internacional. Es cierto que todo país tiene derecho a defender su territorio y a no permitir el ingreso de militares de otro país sea cual sea el justificativo.

Pero también es cierto que resulta inverosímil que un comando militar-aduanero haya estado realizando tareas para “robar” a contrabandistas, como dice el Ejecutivo chileno. 

Lamentablemente, este incidente viene a agravar la situación de tensión que los Gobiernos de La Paz y Santiago protagonizan por las demandas marítima y por la aguas del Silala que se sustancian en el Tribunal Internacional de La Haya. Ojalá las autoridades chilenas aceleren los pasos para liberar a los militares y aduaneros involucrados. 

Solo el diálogo con ayuda de la comunidad internacional permitirá encontrar una salida a un enfrentamiento bilateral que tiene costos elevados para los pueblos de Bolivia y de Chile. 


martes, 21 de marzo de 2017

para Los Tiempos, el problema con la detención de 9 funcionarios en territorio chileno, debe "ser resuelto sin estridencia en el plano diplomático" y tiene razón porque ello significa tolerancia y prudencia aconsejable a un Régimen, que por desgracia no es tolerante, ni es moderado en el tratamiento de los asuntos de Estado, ni siquiera los que bordean el terreno peligroso de la seguridad y la paz.

Sin duda, hoy es una día importante en el proceso que Bolivia ha incoado en contra de Chile para obligar a ese país a negociar de buena fe una salida soberana al Océano Pacífico, salida con la que nacimos como república y que por la Guerra del Pacífico fue clausurada.
Para el efecto, una misión encabezada por el Ministro de Relaciones Exteriores se juntará al delegado ante la Corte Interamericana de Justicia (CIJ) con sede en La Haya, para hacer entrega del documento de réplica en contra de los argumentos chilenos.

Lamentablemente, este importante acto se ha visto afectado por el arresto de dos militares bolivianos y siete funcionarios de la Aduana por la Policía de Chile, por cuanto, según las autoridades de ese país, éstos se encontraban en su territorio realizando un presunto intento de contrabando de vehículos. Las autoridades bolivianas han rechazado tajantemente la denuncia, asegurando que los militares y funcionarios se encontraban, más bien, en territorio boliviano en una operación contra el contrabando.

Es necesario dilucidar claramente lo sucedido y no aumentar innecesarias fricciones entre ambos países. Lo que sus Gobiernos tienen en sus manos con el proceso en La Haya es demasiado importante para no actuar con la debida prudencia y ponderación, velando por el respeto a los derechos que amparan a ciudadanos de ambos países.

Adicionalmente, y como explica el delegado ante la CIJ a Los Tiempos, es fundamental que, cualquiera sea el fallo que finalmente emita la Corte, ambos países demuestren capacidad de negociación para solucionar en forma eficiente y al margen de las presiones políticas los problemas que aparecen en todas naciones vecinas. Más aún cuando se tiene una extensa línea fronteriza y hay toda una industria ilegal en ambos lados de ella.

También es una mala coincidencia un hecho que en los anteriores hitos del proceso aún no era acuciante: se atraviesa la última gestión de ambos gobernantes, situación que puede ser aprovechada por sus respectivos entornos con otros propósitos que los eminentemente estatales.

Con ese telón de fondo, lo que corresponde es insistir ante ambos Gobiernos para que desplieguen los mayores esfuerzos para investigar el conflicto que se comenta y se ofrezca a sus respectivos pueblos una clara explicación, que es fundamental para poder establecer responsabilidades y evitar, a fuer de ser reiterativos, que se afecte al tema central en las actuales circunstancias: el proceso jurídico en La Haya.

No en vano el país ha decidido conformar una comisión de alto nivel en la que además de las mencionadas autoridades, se encuentran el ministro de Justicia y la presidenta de la Cámara de Diputados, y se han organizado “vigilias” en el territorio nacional.

Hay que estar conscientes de que la siguiente etapa del proceso, salvo apelación de parte y aprobación de los jueces, será el proceso oral en la CIJ, pasado el cual los jueces procederán a elaborar el respectivo dictamen. Esto significa que, como explicó el agente en La Haya, el país debe estar preparado para el diálogo y la negociación, tarea que trasciende conflictos puntuales que deben ser resueltos, sin mayor estridencia, en el campo de la diplomacia.