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lunes, 28 de abril de 2014

Dante Pino en texto sincero y descarnado pregunta si los militares bolivianos estarían dispuestos a ir a una guerra con Chile. porque después de La Haya, se descarta que Chile se siente a negociar, para el vecino habrá terminado la via diplomática, qué quedará entonces?

Viejo dicho, “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni sordo que no quiere escuchar” y eso se aplica a la posición oficial del actual gobierno boliviano en relación a la demanda marítima que viene procesando ante la Corte Internacional de Justicia. Chile acaba por medios diplomáticos de dar a conocer su posición por enésima vez, reafirmando que no cederá a Bolivia territorio terrestre ni marítimo con soberanía y esto nos viene diciendo desde el mismo momento en que comenzamos a poner en tela de juicio el tratado de Paz y Amistad de 1904 firmado por los Congresos de Chile y Bolivia para poner fin a la guerra sostenida en 1879.
Bolivia ha trazado no una sino varias estrategias destinadas a convencer a Chile de que debe devolverle, no los territorios perdidos en la guerra, sino “una salida al mar con soberanía”, y ninguna de esas estrategias ha funcionado con algún relativo éxito. Todo lo que se logró conseguir es que de tanto colocar el tema en foros internacionales, muchos países expresen su simpatía para que existan negociaciones que traten el asunto. Pero más de eso nada.
Y ahora vamos con una demanda a la Corte Internacional de Justicia, para pedirle que obligue a Chile a sentarse en una mesa de negociación para tratar el tema en cuestión. Si la Corte, fallará a favor de este pedido boliviano, eso no determina que Chile se sienta ni remotamente obligado a ceder nada, en este caso apelando a ese fallo, volvería a la mesa de negociaciones y nos diría, una vez más, que no hay ninguna posibilidad de que nos cedan territorio con soberanía. Me pregunto qué pasaría después de ello. ¿Gritar a los cuatro vientos que Chile no quiere atender la demanda boliviana? La respuesta seria, atendimos el fallo de la Corte, pero no estábamos obligado por ese fallo a ceder nada y menos la soberanía chilena en favor de Bolivia.
En otras palabras el gobierno de Evo Morales ha colocado a la demanda marítima boliviana en la recta final de todo este proceso, pues está claro que la última estación de este tren, no tiene salida a ningún lado. ¿Qué quedará entonces?
Dicen que la guerra no es sino el brazo largo de la diplomacia. Pues bien si la diplomacia ha fracasado no queda sino el recurso militar. Y entonces deberíamos preguntarles a los actuales generales que tiene a su cargo las Fuerzas Armadas, ¿cuál es su posición, están listos para obligar por la fuerza, a devolver, lo que no se quiere ceder por la negociación? Así como ahora levantan la mano y se tocan el pecho para gritar “Socialismo o Muerte” ¿podrán levantar las armas para recuperar lo perdido? Bien sabemos en Bolivia que no. Y no por falta de ganas, sino de realidades.
Una nueva guerra del Pacífico, podría terminar con el Estado Plurinacional y con Bolivia para siempre. No tenemos la capacidad económica ni militar para llevar a cabo una aventura de estas dimensiones. Por eso tiene razón Chile cuando le dice a Bolivia que retire esta demanda, porque en el fondo sabe que luego de ella, cualquiera sea el fallo ya no quedará otro camino a seguir por la vía diplomática. Seamos realistas y dejemos de darle oxígeno a un gobierno que ha perdido hace mucho su propio proceso de cambio, sus delirios socialistas y descolonizadores, sus promesas de respetar la vida, los derechos humanos y el medio ambiente, dejemos de darle manija a una estrategia mal habida y peor dirigida. Evo Morales está enterrando la alternativa diplomática de la demanda marítima, y podríamos calificar este error tan grave como aquel que cometió el Congreso Nacional al ratificar el tratado con Chile en 1904.

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