Con manifestaciones que han rayado en el chauvinismo, finalmente los soldados bolivianos arrestados en Chile retornaron a suelo patrio. Más allá de la feliz conclusión de un incidente que se alargó durante 34 días, conviene realizar algunas reflexiones, siempre con la finalidad de intentar que estos hechos no se vuelvan a repetir. Recordemos que es la segunda vez –en poco tiempo– que miembros de las FFAA cruzaron indebidamente la frontera con Chile. En una primera oportunidad los soldados fueron expulsados directamente, esta vez no sucedió así.
En los dos casos y más allá de las buenas intenciones (combatir el contrabando, se dice) es un hecho que hubo violación de soberanía ajena. Soldados con armas de guerra y uniformes de combate que cruzan un límite internacional pueden llegar a provocar graves inconvenientes, incluyendo represalias militares, algo que felizmente no se produjo. Lo expresado es válido para cualquier parte del escenario mundial y no debemos cegarnos frente a tal realidad. Recordemos que en 2010 con Argentina se tuvo un problema similar en la zona fronteriza de Tarija. Por tanto, los mandos castrenses –y las autoridades políticas de quienes ellos dependen– deberán extremar cuidados para evitar la reiteración de hechos que luego derivan en gratuitos entredichos de múltiple repercusión.
De partida –en el tema específico del momento que ahora nos ocupa– resulta evidente que hubo un mediocre manejo diplomático de la situación. Este mal accionar es válido para la parte nacional y la contraparte chilena. En fin, el tema está superado, hay que darlo por concluido, pero no sin antes meditar sobre lo acontecido.
Un incidente fronterizo de poca monta no tiene por qué vincularse con el tema marítimo ni tampoco provocar exageradas reacciones emocionales lindantes con la pura demagogia, las que se dieron de ambos lados del límite internacional. Ubiquemos la circunstancia en su justo lugar y a otra cosa. La agenda bilateral con Chile es amplia, aunque lo fundamental será el tratamiento de la cuestión marítima. Mientras se intenta recrear un ambiente propicio para futuras charlas o inicios de negociación en torno a esa máxima causa, sugerimos ahora dejar de lado la alharaca y concretar reuniones bilaterales serias vinculadas con temas fronterizos, en especial el tráfico ilegal de bienes, vehículos y estupefacientes. En definitiva, urge lograr entendimientos constructivos con Chile en asuntos vinculados al sector limítrofe evitar provocacion.
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