Vistas de página en total

viernes, 22 de junio de 2012

Estremadoiro se refiere a los dos frentes abiertos por SEEM (claro que nunca lo nombra con nombre y apellido) y al entrampado problema con Chile cuando destaca el rol de Brasil colosal


Dicen que un grave error en la Segunda Guerra Mundial, fue dejar a un Hitler ensimismado en su narcisista ego de “Führer”, abrir el segundo frente y perder sus ejércitos en las heladas estepas rusas. Algo similar pasa en Bolivia. Nuestro amado líder y gran timonel tiene al país en conflicto de dos frentes. Menos mal que ya no estamos en el siglo de las guerras, porque de darse en esa época, ya estarían moteados de tanques de la máquina de guerra chilena los lagos multicolores de Sud Lípez, los manantiales de Silala, el salar de Uyuni, y la mina San Cristóbal; tal vez ya tendríamos soldados brasileños en Cobija, San Antonio, San Alberto y Santa Cruz.
Tal divagué al enterarme de la carta de protesta de la Cancillería chilena al cónsul general en aquel país, por la declaración del Presidente boliviano dando por muerto el Tratado de 1904. En otro tiempo no valdrían los tapujos de los próximos días de la “evada” presidencial, de que el certificado de defunción fue a título personal. Nada. Algún Koning chileno, que los hay en Santiago, argüiría que las cosas entre los dos países retrotraían el Pacto de Tregua de 1884. Como en 1929 Chile puso el candado y Perú guardó la llave a la sensatez de acabar el conflicto dando a Bolivia conexión soberana al mar, otra vez apretarían el dogal del acceso al transporte marítimo, el libre tránsito quedaría en nada y ¡a pagar tasas chilenas por el comercio por puertos que fueran bolivianos y peruanos!
Es uno de los frentes que acarrea la intemperancia presidencial. Como no estamos en pasados guerreros, lo triste es que después de tanto arrumaco de “besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura”, en la voz de Evo Morales, no de Ana Belén, el calor que se logró en el estadio de Santiago por el acceso de Bolivia al mar, se haya trastocado a la oposición de ese pueblo a cualquier arreglo con nuestro país.
El otro frente involucra la frontera más extensa, tanto para una como para otro, del Brasil. Alguna vez propuse que para llegar al mar, habría que declarar la guerra al gigante brasileño, que nos empujaría al Pacífico en dos quínolas. En vena más seria, dada la necesidad de llegar a mercados asiáticos atravesando la cintura del subcontinente por Bolivia, apegarse a Brasil lograría romper la tradicional alianza de Itamaratí y La Moneda. Tener una palanca para convencer a Chile de ceder una docena de kilómetros de sus miles de costa y terminar fricciones de una guerra de conquista del siglo XIX.
En vez de ello, tuvimos un Evo afecto a los histrionismos mediáticos al estilo Mussolini, que ocupó con soldados instalaciones petroleras brasileñas en nombre de una nacionalización que no es tal. Se inició un declive que ha llevado al país de potencial nodo energético del sur sudamericano, a paria que no tiene producción y reservas bastantes para su consumo interno, dependiendo cada vez más de importar diesel y gasolina. Que no produce suficiente gas ni para suplir la demanda de Cuiabá, salir de exportador de tierra ferrosa en el Mutún, y acabar con periódicas colas de garrafas de gas y airadas cocineras en las ciudades.
Un Evo cuyos caprichos han hecho potencia petrolera de Brasil, al encontrar reservas en su mar territorial; que Argentina soslaye el gasoducto del norte hacia Bolivia y perfore en su tierra sureña para satisfacer su demanda y los contratos con Chile; que Perú explote sus reservas, menores que las nuestras, pero que nutren a la demanda de la Gran Lima, exportar gas con su exitosa versión del aborto boliviano del Pacific LNG, y ofrecer gas al enemigo de 1879. Hoy todos pueden importar gas líquido de donde sea, y que Bolivia quede con su gas retumbando en sus entrañas.
No creo que haya sido cierto que Brasil movilizara 35.000 soldados al solo desalojo de brasileños en territorio boliviano. No llevará la sangre al río la ignorancia de Choquehuanca del derecho internacional en relación al asilo y al concomitante salvoconducto, coreado por lambiscones congresales oficialistas que niegan tal recurso. Sin embargo, es Presidenta del vecino país una exministra de Energía afrentada por la porfía andina. Se ha iniciado una política que significa para Bolivia resbalar de ahijada privilegiada a ruidoso moscardón que se manotea. La producción del sur brasileño llegará al Asia por el corredor del norte argentino al megapuerto de Mejillones; la soya de Rondonia lo hará por la carretera a Perú que hace el quite a Bolivia, antes que un barco nuestro atraque en el puerto de Ilo.
El expresidente Jaime Paz Zamora puntualiza la enorme necesidad brasileña de llegar a mercados asiáticos por la cintura boliviana. Puede que las centenas de días de bloqueos de carreteras y la demagogia del Gobierno actual, hayan enfriado el entusiasmo de los corredores bioceánicos por Bolivia, pero el tonelaje potencial de carga es tal, que duplica la capacidad de puertos chilenos y peruanos. Inexorable es la presencia portuaria boliviana en el Pacífico, tanto para suplementar la demanda brasileña, cuanto para atender la necesidad cada vez mayor de una Bolivia superada, que algún día saldrá del necio pasito tuntún: uno adelante y dos atrás.
La pena es que el país habrá perdido otra década más, en una carrera contra el tiempo donde ya estaba rezagado. Por eso ya no quiero llamar “evadas” a los desaciertos verbales del Presidente. Quizá el que las profiere piensa que más bien entrará al hall de la fama en la posteridad. Tal vez estamos haciendo un favor cómplice al celebrarlas, así sea lamentándolas.
El autor es antropólogo
winstonest@yahoo.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario