El resultado de la Asamblea de Cochabamba es que la OEA ha descartado la resolución de 1979 y que Chile, reforzado en la idea de la bilateralidad, ha desechado cualquier discusión sobre el Tratado de 1904
El 23 de marzo de 2010 el presidente Morales dio un giro en la política marítima boliviana. Los argumentos que esgrimió entonces estaban basados en la evidencia de que, tras cuatro años de negociaciones en las que Bolivia había mostrado la mejor y más abierta disposición, Chile no mostró interés alguno en comenzar las negociaciones sobre el tema marítimo, uno de los 13 puntos de la agenda bilateral sin exclusiones que acordaron Morales y Bachelet.
La base de ese giro fue retomar una política de Estado que vuelva a los caminos de la multilateralidad, la trilateralidad y la bilateralidad, como opciones legítimas para poner en consideración de la comunidad internacional nuestro enclaustramiento y su raíz histórica y la evidencia de que sí existe un problema pendiente entre Bolivia y Chile. El pilar de esta argumentación se apoya en que este problema es un obstáculo para la plena integración sudamericana y latinoamericana.
Morales, retomando el precedente histórico de 1920 y 1921, añadió a la estrategia boliviana la de “acudir ante los tribunales internacionales y organismos internacionales demandando en derecho y en justicia una salida libre y soberana al océano Pacífico”. Inmediatamente, creó la Dirección General de Reivindicación Marítima y solicitó a la Asamblea Legislativa Plurinacional la aprobación de todos los tratados y convenios internacionales que permitan a Bolivia lograr el objetivo de presentar la demanda. En abril y mayo de 2010 convocó a expresidentes y excancilleres para explicarnos esta nueva política, y a los expresidentes nos pidió conformar un Consejo Consultivo Permanente, invitación que aceptamos.
Con relación al Consejo Consultivo debo subrayar que nunca fuimos convocados por el Presidente desde el día en que sostuvimos la citada reunión con él en Palacio de Gobierno.
La Asamblea General de la OEA en Cochabamba debió prepararse sobre la base de lograr objetivos inexcusables surgidos de dos vertientes. La primera, la resolución de la OEA de 1979. La segunda, el referido discurso presidencial de 2010. En cuanto a 1979, la resolución aprobada por unanimidad (el delegado chileno se retiró) dice que la cuestión marítima boliviana es un asunto de interés hemisférico permanente y que es necesario encontrar una solución justa y equitativa que proporcione a Bolivia un acceso soberano y útil al océano Pacífico. Esto es: El tema debe tratarse multilateral, bilateral o trilateralmente, el problema existe y la única solución es un acceso soberano y útil al Pacífico. Al ser de interés hemisférico concierne a la OEA. En cuanto a la nueva política del Gobierno, se debió ratificar la decisión de llevar el caso a un tribunal internacional.
El camino escogido por el Presidente y el Canciller en Cochabamba no fue ese. Simultáneamente se reivindicó la multilateralidad y se propuso a Chile la renegociación bilateral del Tratado de 1904. La pregunta que surge es: ¿Es compatible la demanda internacional con la renegociación del Tratado? La conclusión es que Bolivia no presentó una estrategia clara en una sola dirección. Debe además apuntarse que no se tomaron en cuenta las dificultades que este nuevo paso plantea. La renegociación del Tratado tiene que considerar: 1. Que los tratados anteriores a la nueva Constitución en caso de contradecirla se denunciarán o renegociarán en el plazo de cuatro años desde la elección del Órgano Ejecutivo (que se hizo en diciembre de 2009).Queda tiempo hasta diciembre de 2013. 2. Depende de un acuerdo entre partes que no existe, al negar Chile esa posibilidad. 3. Depende de lo dispuesto en el propio Tratado.
Bolivia no llevó adelante una tarea previa a la Asamblea para garantizar un respaldo explícito a sus dos planteamientos, comenzando por el Perú, siguiendo por los países de la ALBA (que no respaldaron de modo categórico la posición boliviana) y terminando por el resto de las naciones del hemisferio. Chile, en cambio, realizó un cumplido trabajo que se reflejó en las participaciones de los cancilleres y delegados.
Diecinueve países se pronunciaron de manera categórica e inequívoca (bajo el liderazgo de Colombia) por afirmar que el problema es estrictamente bilateral, lo que deriva en dos consecuencias: que la cuestión marítima boliviana no es un tema de interés hemisférico y que tratarlo no es competencia de la OEA. Perú, al afirmar la bilateralidad del problema, rechaza una opción de trilateralidad que lo concierne directamente.
A su vez, Chile descartó radicalmente cualquier posibilidad de renegociar el Tratado, dejando ver que la posición boliviana, calificada de “ligera” por el ministro chileno Moreno, es contradictoria sobre la premisa implícita de que, o el tratado se renegocia bilateralmente o se denuncia internacionalmente, pero no se puede hacer ambas cosas a la vez.
El resultado de la Asamblea de Cochabamba es que la OEA ha descartado la resolución de 1979 y que Chile, reforzado en la idea de la bilateralidad, ha desechado cualquier discusión sobre el Tratado de 1904.
El autor fue Presidente de la República
http://carlosdmesa.com/
El autor fue Presidente de la República
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