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miércoles, 6 de junio de 2012

Trae a colasión Rocío Estremadoiro la circunstancia histórica de la primera OEA cuando todos los estados respaldaron a Bolivia

El traspié sufrido debe servir para que nuestros gobernantes asuman que para alcanzar éxitos diplomáticos hace falta algo más que eslóganes
La tarde de ayer ha sido dura para el sentimiento boliviano pues, una vez más, las expectativas creadas por las autoridades de gobierno respecto a la actitud que asumirían los Gobiernos de las Américas en la 42º Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) respecto a nuestra demanda marítima han resultado estar sobredimensionadas.
Al parecer sin mayor cabildeo entre las delegaciones, luego de una revisión histórica de las negociaciones entre ambos países, el Canciller boliviano propuso a Chile revisar el Tratado de 1904. En respuesta, su colega chileno rebatió la visión boliviana y reiteró la predisposición de su Gobierno a retomar la política del diálogo para alcanzar acuerdos. A continuación intervinieron los delegados a la Asamblea, quienes, sin hacer referencia al nuevo planeamiento boliviano, señalaron que el tema es bilateral y su resolución debe ceñirse a los principios del derecho internacional, por lo que exhortaron a las partes a reponer el diálogo.
Es decir, se presentó un retroceso en relación, por ejemplo, a la Resolución 426 de 1979, en la que se declara el tema de “interés hemisférico”.
Así, es comprensible que entre los bolivianos, hombres y mujeres, anide un sentimiento de frustración. Y a nivel gubernamental debe ser difícil constatar, una vez más, que eventos como el de la Asamblea General de la OEA no son similares a los de orden partidario o sindical, y, por sobre todo, observar que más allá de lo que se dice y ofrece, lo cierto es que en las relaciones entre países predomina el interés particular antes que el de la solidaridad o ideológico, como, seguramente, presumían que mostrarían los representantes de Argentina y de los países de la Alianza Bolivariana  (ALBA) que, mientras se trataba de actos de masas ofrecieron el oro y el moro, pero llegado el momento de la declaración oficial recuperaron la tradición y optaron por la cautela. Bastó que en Chile se observara alguna frase altisonante del Mandatario ecuatoriano en su impertinente visita al país, para que su canciller, a la hora de referirse al tema, adhiera a la posición mencionada como lo hicieron, a su turno, a los de Venezuela y Nicaragua.
derrotado luce Choquehuanca en la OEA.II
Así, atrás quedaron también los eslóganes rimbombantes como “Malvinas para Argentina, mar para Bolivia” que con tanto entusiasmo pronunciaran nuestras autoridades y dignatarios de ALBA en la Asamblea Paralela de los Movimientos Sociales que, como todas las que se realizan, no pasan de ser un acto de movilización y forzada adhesión, pues lo que ahí se resuelve no transciende a los ámbitos oficiales.
Por lo señalado, Bolivia ha sufrido un traspié en la 42º Asamblea General de la OEA en el tema de nuestra reivindicación marítima. Ahora, lo que corresponde es aprender de la experiencia, impulsar esfuerzos para profesionalizar el manejo de las relaciones exteriores y asumir, de una buena vez, que en este campo la ideología cede total espacio a los intereses que tiene cada país, y que los éxitos se alcanzan acumulando acciones y no desconociendo lo hecho en el pasado.

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